Página 208 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
Los muebles deberían ser sencillos y poco costosos
Amueblad vuestra casa sencillamente, con cosas que resistan el
uso, que puedan limpiarse sin mucho trabajo y renovarse sin gran
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costo. Ejercitando vuestro gusto, podéis hacer atractivo un hogar
sencillo si en él reinan el amor y el contentamiento.
La felicidad no se halla en una ostentación vacía. Cuanto más
sencillo sea el orden de una familia bien gobernada, tanto más feliz
será ese hogar.
No se necesitan muebles ni accesorios costosos para dejar a los
niños contentos y felices en sus hogares, pero es necesario que los
padres les concedan amor tierno y cuidadosa atención
Tenéis la obligación delante de Dios de ser normas de correc-
ción en el hogar. Recordad que en el cielo no hay desorden, y que
vuestro hogar debería ser un cielo aquí en la tierra. Recordad que al
cumplir fielmente todos los días las cosas pequeñas del hogar, estáis
trabajando juntos con Dios, perfeccionando un carácter cristiano.
Padres, recordad que estáis trabajando por la salvación de vues-
tros hijos. Si vuestros hábitos son correctos, si manifestáis pulcritud
y orden, virtud y justicia, santificación del alma, el cuerpo y el espí-
ritu, respondéis a estas palabras del Redentor: “Vosotros sois la luz
del mundo”.
Comenzad precozmente a enseñar a los pequeños a cuidar su
ropa. Que tengan un lugar para colocar sus cosas, y enseñadles a
doblar cada artículo cuidadosamente y a colocarlo en su lugar. Si no
podéis comprar ni siquiera una cómoda barata, emplead cajones de
madera, distribuyéndolos en forma de estantería y cubriéndolos con
alguna tela brillante y de hermoso diseño. Esta obra de enseñar la
limpieza y el orden requerirá un tiempo cada día, pero pagará en el
futuro de vuestros hijos, y finalmente os ahorrará mucho tiempo y
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preocupaciones
Algunos padres permiten que sus hijos sean destructores, que
utilicen como juguetes objetos que no tienen derecho de tocar. De-
bería enseñárseles a los niños que no deben manejar las pertenencias
de los demás. Para bienestar y felicidad de la familia, deben apren-
der a observar las reglas de la propiedad. Los niños no son más
felices cuando se les permite manejar todo lo que ven. Si no se los