Página 207 - Consejos para la Iglesia (1991)

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El hogar cristiano
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rá tiempo para impartirles estas lecciones, pero reportarán grandes
recompensas.
La tierra oculta bendiciones en sus profundidades para los que
tienen el valor, la voluntad y la perseverancia para recoger sus teso-
ros. Muchos agricultores no han obtenido utilidades proporcionadas
de sus tierras debido a que emprendieron este trabajo como si fuese
una ocupación degradante; no ven que hay en él una bendición para
sí mismos y para sus familias.
Los padres tienen para con Dios la obligación de hacer de sus
alrededores algo que corresponda a la verdad que profesan creer.
Pueden dar lecciones correctas a sus hijos, y éstos aprenderán a
relacionar el hogar terrenal con el celestial. Hasta donde ello sea
posible, la familia debe ser aquí un modelo de la celestial. Entonces
las tentaciones a participar de lo que sea bajo y rastrero perderán
mucha de su fuerza. Se debe enseñar a los niños que están aquí
tan sólo como quienes son probados, y debe educárselos para que
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lleguen a habitar las mansiones que Cristo está preparando para
quienes le aman y guardan sus mandamientos. Tal es el deber más
elevado que hayan de cumplir los padres.
En cuanto sea posible, todo edificio destinado a servir de ha-
bitación humana debe construirse en un paraje elevado y de fácil
desagüe. Esto asegurará un solar seco. A este asunto se le suele dar
muy poca atención. Con frecuencia el aire viciado y la humedad
de los solares bajos y encharcados ocasionan quebrantos de salud,
enfermedades graves y defunciones.
En la construcción de casas es de gran importancia asegurar
completa ventilación y mucho sol. Haya circulación de aire y mucha
luz en cada pieza de la casa. Los dormitorios deben estar dispuestos
de tal modo que el aire circule por ellos día y noche. Ningún cuarto
es adecuado para servir como dormitorio a menos que pueda abrirse
de par en par cada día para dar acceso al aire y a la luz del sol.
Un patio hermoseado con árboles dispersos y algunos arbustos,
plantados a la debida distancia de la casa, ejerce una influencia feliz
sobre la familia y, si se lo cuida, no causará perjuicio a la salud. Pero
los árboles de sombra y las matas de arbustos densas en derredor de
la casa la hacen malsana, porque impiden la libre circulación del aire
y el acceso a los rayos del sol. En consecuencia, se nota humedad
en la casa, especialmente durante las estaciones lluviosas.