Página 220 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

216
Consejos para la Iglesia
Poniendo la causa de Dios en primer lugar
¿No sería bueno que nosotros dedicásemos a Dios fiestas durante
las cuales podríamos hacer revivir en nuestra mente el recuerdo
del trato que él nos ha dispensado? ¿No sería bueno considerar sus
bendiciones pasadas, recordar las amonestaciones impresionantes
que dirigió a nuestras almas para que no nos olvidásemos de él?
El mundo tiene muchas fiestas, y los hombres se han dejado
enfrascar en deportes, carreras de caballos, juegos, hábitos de fumar
y emborracharse.
¿No tendrá el pueblo de Dios con más frecuencia, santas convo-
caciones para dar gracias a Dios por sus ricas bendiciones?
[283]
Necesitamos en la iglesia hombres capaces de desarrollarse en
la tarea de organizar y dar trabajo práctico a jóvenes y señoritas para
que alivien las necesidades de la humanidad y trabajen para salvar
las almas de hombres, mujeres, jóvenes y niños. Será imposible que
todos dediquen el total de su tiempo a esa obra, debido al trabajo
que deben hacer para ganarse la vida. Sin embargo, disponen de las
fiestas y otros momentos que pueden dedicar a la obra cristiana y
así hacer bien, aun cuando sus recursos no les permitan dar mucho.
Cuando tenéis una fiesta, haced de ella un día agradable y feliz
para vuestros hijos, y haced también que sea un día agradable para
los pobres y afligidos. No dejéis transcurrir el día sin llevar a Jesús
ofrendas de agradecimiento
Cumpleaños: ocasiones para alabar a Dios
Bajo la economía judaica, Dios había ordenado que se le pre-
sentara una ofrenda en ocasión del nacimiento de los hijos. Ahora
vemos a los padres procurar en forma especial ofrecer regalos a sus
hijos en sus cumpleaños. Hacen de ellos una ocasión para honrar al
niño, como si se debiera honrar a un ser humano. En esto Satanás
ha logrado lo que quería y ha distraído hacia los seres humanos la
atención y los regalos, de manera que los pensamientos de los niños
se dirigen a sí mismos, como si hubieran de ser objeto de favores
especiales.
En ocasión de los cumpleaños se debe enseñar a los niños que
tienen motivos para agradecer a Dios por su bondad que les conservó