Página 258 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
Nos ha dado luz y un conocimiento de su voluntad para que no
necesitemos errar o andar en tinieblas. Ser pesado en la balanza y ser
hallado falto en el día del juicio y recompensa finales, será terrible,
un error espantoso que nunca podrá ser corregido. Amigos jóvenes,
¿se recorrerá en vano el libro de Dios para buscar vuestros nombres?
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Dios os ha señalado una obra que debéis hacer para él, y que
os hará colaboradores con él. En todo vuestro derredor hay almas
que salvar. Hay personas a quienes podéis estimular y bendecir por
vuestros fervientes esfuerzos. Podéis apartar las almas del pecado y
llevarlas a la justicia. Cuando comprendáis vuestra responsabilidad
para con Dios, sentiréis la necesidad de ser fieles en la oración,
fieles en cuanto a velar contra las tentaciones de Satanás. Si sois
verdaderamente cristianos, os sentiréis más inclinados a lamentaros
por las tinieblas morales del mundo que a participar de su liviandad
y ostentación. Estaréis entre aquellos que suspiran y lloran por las
abominaciones que se cometen en la tierra. Resistiréis las tentaciones
de Satanás a participar de la vanidad y de los adornos ostentosos.
Sólo una mente estrecha y un intelecto atrofiado pueden satisfacerse
con esas cosas triviales y descuidar las altas responsabilidades.
Los jóvenes de nuestra época pueden trabajar con Cristo si quie-
ren; y al trabajar, su fe se fortalecerá, y aumentará su conocimiento
de la voluntad divina. Cada verdadero propósito y acto correcto será
registrado en el libro de la vida. Ojalá pudiese yo despertar a los
jóvenes para que vean y sientan cuán pecaminoso es vivir para su
propia satisfacción, y atrofiar su intelecto con las cosas vanas de esta
vida. Si quisieren elevar sus pensamientos y palabras por encima de
los atractivos frívolos de este mundo, y tener por propósito glorificar
a Dios, su paz, que supera todo entendimiento, les pertenecerá
Dios quiere que los jóvenes lleguen a ser hombres de mente
seria, a estar preparados para la acción en su noble obra y a ser
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aptos para llevar responsabilidades. Dios llama a jóvenes de corazón
incorrupto, fuertes y valientes, decididos a pelear varonilmente en la
lucha que les espera, para que glorifiquen a Dios y beneficien a la
humanidad. Si los jóvenes tan sólo hicieran de la Biblia un objeto
de estudio, calmasen sus impetuosos deseos y escuchasen la voz de
su Creador y Redentor, no sólo estarían en paz con Dios, sino que
se sentirían ennoblecidos y elevados.