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Consejos para la Iglesia
llevado a cabo. Hay quienes debieran estar despiertos al peligro
del consumo de carne, que todavía continúan comiendo la carne
de animales, con lo cual ponen en peligro su salud física, mental y
espiritual. Muchos que ahora están sólo convertidos a medias a la
cuestión del consumo de carne, se apartarán del pueblo de Dios y ya
no andarán más con él
Los que pretenden creer la verdad han de custodiar cuidadosa-
mente las facultades del cuerpo y la mente, de manera que Dios y su
causa no sean de ninguna manera deshonrados por sus palabras o
acciones. Los hábitos y las prácticas han de someterse a la voluntad
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de Dios. Hemos de dar cuidadosa atención a nuestro régimen. Se
me ha presentado claramente que el pueblo de Dios ha de tomar
una posición firme en contra del consumo de carne. ¿Estaría Dios
dando a su pueblo durante treinta años el mensaje de que si sus
hijos desean tener sangre pura y mentes claras, deben abandonar el
uso de la carne, si él no quisiera que ellos prestaran atención a su
mensaje? Por el empleo de la carne se fortalece la naturaleza animal,
y la naturaleza espiritual se debilita
Instrucciones concernientes a un cambio en la alimentación
Es un error suponer que la fuerza muscular dependa de consumir
alimento animal, pues sin él las necesidades del organismo pueden
satisfacerse mejor y es posible gozar de salud más robusta. Los
cereales, las frutas, las oleaginosas y las verduras contienen todas las
propiedades nutritivas para producir buena sangre. Estos elementos
no son provistos tan bien ni de un modo tan completo por la dieta de
carne. Si la carne hubiera sido de uso indispensable para dar salud y
fuerza, se la habría incluido en la alimentación indicada al hombre
desde el principio.
A menudo, al dejar de consumir carne se experimenta una sen-
sación de debilidad y falta de vigor. Muchos insisten en que esto
prueba que la carne es esencial, pero se la echa de menos porque
es un alimento estimulante que enardece la sangre y excita los ner-
vios. A algunos les es tan difícil dejar de comer carne como a los
borrachos renunciar al trago; y sin embargo se beneficiarían con el
cambio.
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