Página 342 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
silenciosamente, manteniendo el corazón elevado a Dios en oración,
a fin de que el servicio sea de beneficio especial para su propio
corazón y conduzca a la convicción y conversión de otras almas.
Deben recordar que los mensajeros celestiales están en la casa.
Todos hemos perdido mucha dulce comunión con Dios por nuestra
inquietud, por no fomentar los momentos de reflexión y oración. La
condición espiritual necesita ser reseñada con frecuencia, y la mente
y el corazón atraídos al Sol de justicia.
Si cuando la gente entra en la casa de culto tiene verdadera
reverencia por el Señor y recuerda que está en su presencia,habrá
una suave elocuencia en el silencio. Las risas, las conversaciones
y los cuchicheos que podrían no ser pecaminosos en un lugar de
negocios comunes, no deben tolerarse en la casa donde se adora a
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Dios. La mente debe estar preparada para oír la Palabra de Dios,
a fin de que tenga el debido peso e impresione adecuadamente el
corazón.
Cuando el ministro entra, debe ser con una disposición solemne y
digna. Debe inclinarse en oración silenciosa tan pronto como llegue
al púlpito y pedir fervientemente ayuda a Dios ¡Qué impresión
hará esto! Habrá solemnidad y reverencia entre los oyentes. Su
ministro está comulgando con Dios; se está confiando a Dios antes
de atreverse a presentarse delante de la gente. Una solemnidad
desciende sobre todos, y los ángeles de Dios son atraídos muy cerca.
Cada uno de los miembros de la congregación que teme a Dios, debe
también unirse en oración silenciosa con él, inclinando su cabeza,
para que Dios honre la reunión con su presencia y dé poder a su
verdad proclamada por los labios humanos
Las reuniones para el público y las de oración no deben ser
tediosas. Si es posible, todos deben llegar puntualmente a la hora
señalada; y a los morosos que lleguen con media hora o quince
minutos de atraso no se los debe esperar. Aun cuando no haya más
de dos presentes, ellos pueden pedir el cumplimiento de la promesa.
La reunión debe iniciarse a la hora señalada, si es posible, sean pocos
o muchos los presentes