Página 40 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
en visión y conozco su experiencia”. Entonces le dirigió un mensaje
de ánimo.
“Allí hay un hermano junto a ese roble. Tampoco puedo llamarlo
por su nombre, porque aún no me ha sido presentado, pero conozco
su caso claramente”. Entonces se dirigió a ese hermano, revelando a
todos sus íntimos pensamientos y contando su experiencia.
Y así fue dirigiéndose de uno a otro, hablándoles de lo que le
había sido mostrado en visión hacía 2 años. Después de haber ter-
minado su sermón, en el cual no dirigió sólo palabras de reprensión
sino también de ánimo, se sentó. Uno de los que estaban presentes
se puso de pie y dijo: “Quiero saber si lo que la hermana White nos
ha dicho esta tarde es verdad. El pastor White y su esposa nunca
han estado aquí. No nos conocen. La hermana White ni siquiera
conoce los nombres de la mayoría de nosotros, y sin embargo ha
venido esta tarde y nos ha dicho que hace 2 años tuvo una visión en
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la cual le fueron presentados nuestros casos, y luego nos ha hablado
individualmente a cada uno, mostrando la conducta de cada uno y
nuestros pensamientos más íntimos. ¿Es verdad todo esto? ¿O ha
cometido la hermana White algún error? Yo quiero saberlo”.
Uno por uno se fueron levantando. El hombre que estaba cerca
del pino se puso de pie y dijo que la Sra. White había descrito su
caso mejor de lo que él mismo hubiera podido hacerlo. Confesó su
conducta desobediente. Manifestó su resolución de volver y caminar
con el pueblo de Dios. También testificó la hermana que estaba
sentada junto a la hermana Maynard, de la iglesia de Greenville.
Dijo que la Sra. White había hablado de su experiencia mejor de lo
que ella hubiera podido hacerlo. El hombre que estaba junto al roble
dijo que la Sra. White había presentado su caso mejor de lo que él
hubiera podido describirlo. Se hicieron confesiones. Se pusieron a
un lado los pecados. El Espíritu de Dios se manifestó y hubo un
reavivamiento en Bushnell.
El pastor White y su esposa regresaron el sábado siguiente, ce-
lebraron un bautismo, y la iglesia de Bushnell quedó sólidamente
establecida.
El Señor amaba a su pueblo en Bushnell, como ama a todos
los que lo miran. Algunos de los presentes debieron recordar el
pasaje de (
Apocalipsis 3:19
): “Yo reprendo y castigo a todos los que
amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Cuando la gente contempló