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Consejos para la Iglesia
oprimirlos y sacarles el dinero de su Señor. Vi que las palabras de
nuestro Señor: “No juréis en ninguna manera”, no se aplican al
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juramento judicial. “Sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que
es más de esto, de mal procede”.
Mateo 5:34, 37
. Esto se refiere a
la conversación común. Algunos usan un lenguaje exagerado. Unos
juran por su vida; otros por su cabeza, o declaran que están tan
seguros de algo como de que viven, o de que tienen cabeza. Algunos
toman el cielo y la tierra como testigo de que ciertas cosas son como
ellos dicen. Algunos incitan a Dios a que les quite la vida si lo que
dicen no es verdad. Contra esta clase de juramento común amonesta
Jesús a sus discípulos.
Vi que el Señor tiene algo que hacer todavía con las leyes de
la tierra. Mientras Jesús está en el santuario, los gobernantes y el
pueblo sienten la restricción del Espíritu de Dios. Pero Satanás
domina en extenso grado las masas del mundo, y si no fuera por
las leyes de la tierra, experimentaríamos mucho sufrimiento. Se me
mostró que cuando es realmente necesario y se llama a los hijos de
Dios a testificar en forma legal, ellos no violan la Palabra de Dios al
invocarle solemnemente como testigo de que dicen la verdad y sólo
la verdad.
Vi que si hay en la tierra alguien que pueda testificar bajo jura-
mento en forma consecuente, ese tal es el creyente. El vive a la luz
del rostro de Dios. Se fortifica en su fortaleza. Y cuando la ley debe
decidir asuntos de importancia, no hay quien pueda apelar con tanto
acierto a Dios como el creyente. El ángel me ordenó notar que Dios
jura por sí mismo
Excitación con respecto a la política
Los que enseñan la Biblia en nuestras iglesias y escuelas no
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tienen libertad de unirse para hacer públicos sus prejuicios en pro o
en contra de hombres o medidas políticas, porque al hacerlo excitan
la mente de otros, induciendo a cada uno a defender su teoría favorita.
Hay entre los que profesan creer la verdad presente, algunos que
se verán así incitados a expresar sus sentimientos y preferencias
políticas, de manera que se produzca división en el seno de la iglesia.
El Señor quiere que su pueblo entierre las cuestiones políticas.
Acerca de estos temas, el silencio es elocuencia. Dios pide a sus