Página 438 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
unidos en un propósito, y aunque se aborrecen y se hacen guerra
mutuamente, aprovechan toda oportunidad para fomentar su interés
común. Pero el gran General del cielo y de la tierra ha limitado el
poder de Satanás
Peligro en aventurarse a salir de la protección del cielo
Los ángeles de Dios preservarán a sus hijos mientras ellos anden
en la senda del deber; pero no pueden contar con tal protección
los que se aventuran deliberadamente en el terreno de Satanás. Un
agente del gran engañador dirá y hará cualquier cosa para lograr su
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objeto. Poco importa que se llame espiritista, o que asevere curas
por el “magnetismo”. Mediante declaraciones capciosas, se granjea
la confianza de los incautos. Pretende leer la historia de la vida y
comprender todas las dificultades y aflicciones de los que recurren
a él. Disfrazándose como ángel de luz, mientras que en su corazón
está la negrura del abismo, manifiesta gran interés en las mujeres que
solicitan su consejo. Les dice que todas sus dificultades se deben a
un casamiento desgraciado. Esto puede ser demasiado cierto, pero el
tal consejero no mejora su condición. Les dice que lo que necesitan
es amor y simpatía. Asumiendo gran interés en su bienestar, echa
un ensalmo sobre sus víctimas desprevenidas, encantándolas como
la serpiente encanta al ave temblorosa. Pronto están completamente
en su poder; el pecado, la deshonra y la ruina son las terribles
consecuencias.
Estos obreros de iniquidad no son pocos. Su senda está señalada
por hogares desolados, reputaciones marchitas, y corazones quebran-
tados. Pero de todo esto el mundo sabe poco; siguen haciendo nuevas
víctimas, y Satanás se regocija por la ruina que ha producido
“Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía
en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id
y consultad a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta
mi enfermedad. Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita,
diciendo: Levántate y sube a encontrarte con los mensajeros del rey
de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a
Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho
en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías
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se fue”.
1 Reyes 1:2-4
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