Página 485 - Consejos para la Iglesia (1991)

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“He aquí yo vengo pronto”
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las verdades olvidadas de la Biblia. Hallarán quienes aceptarán la
verdad y dedicarán su vida a ganar almas para Cristo.
El Señor va a venir pronto, y debemos estar preparados para
recibirle en paz. Resolvamos hacer todo lo que está en nuestro poder
para impartir luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes,
sino alegres, y recordar siempre al Señor Jesús. El va a venir pronto,
y debemos estar listos y aguardar su aparición. ¡Oh, cuán glorioso
será verle y recibir la bienvenida como sus redimidos! Largo tiempo
hemos aguardado; pero nuestra esperanza no debe debilitarse. Si tan
sólo podemos ver al Rey en su hermosura, seremos bienaventurados
para siempre. Me siento inducida a clamar con gran voz: “¡Vamos
rumbo a la patria!” Nos estamos acercando al tiempo en que Cristo
vendrá con poder y grande gloria a llevar a sus redimidos a su hogar
eterno.
En la gran obra final encontraremos perplejidades que no sabre-
mos resolver; pero no olvidemos que las tres grandes potestades del
cielo están obrando, que una mano divina está sobre el timón y que
Dios cumplirá sus promesas. El reunirá de todas partes del mundo
un pueblo que le servirá en justicia
La promesa de la victoria
Oro fervorosamente para que la obra que hacemos en este tiempo
penetre profundamente en el corazón, la mente y el alma. Las perple-
jidades aumentarán, pero como creyentes en Dios animémonos unos
a otros. No bajemos el estandarte, sino mantengámoslo ondeando en
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alto mientras contemplamos a Aquel que es el Autor y Consumador
de nuestra fe. Cuando no puedo conciliar el sueño elevo mi corazón
en oración a Dios, y él me fortalece y me da la seguridad de que
permanece con sus siervos ministradores aquí en este país y en los
países distantes. Me siento animada y bendecida al comprender que
el Dios de Israel sigue conduciendo a su pueblo y que continuará
con él hasta el fin.
El Señor desea que la obra de la proclamación del mensaje del
tercer ángel sea llevada a cabo con una eficiencia cada vez mayor. Así
como ha obrado en todas las épocas para dar victorias a su pueblo,
también desea llevar en este tiempo a una triunfante culminación
sus propósitos para la iglesia. Pide que sus santos creyentes avancen