Página 133 - Consejos Sobre el R

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Los hábitos de alimentación inconvenientes como causa de enfermedad
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después de un largo abuso; pero un régimen dietético conveniente
evitará un mayor aumento de la debilidad, y muchos se repondrán
más o menos del todo. No es fácil prescribir reglas para todos los
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casos; pero prestando atención a los buenos principios dietéticos se
realizarán grandes reformas, y la persona que cocine no tendrá que
esforzarse tanto para halagar el apetito.
La moderación en el comer se recompensa con vigor mental y
moral, y también ayuda a refrenar las pasiones.—
El Ministerio de
Curación, 237 (1905)
.
207. Deben escogerse los alimentos que mejor proporcionen
los elementos necesarios para la reconstitución del cuerpo. En esta
elección, el apetito no es una guía segura. Los malos hábitos en el
comer lo han pervertido. Muchas veces pide alimento que altera la
salud y causa debilidad en vez de producir fuerza. Tampoco podemos
dejarnos guiar por las costumbres de la sociedad. Las enfermedades
y dolencias que prevalecen por doquiera provienen en buena parte
de errores comunes respecto al régimen alimenticio.—
El Ministerio
de Curación, 227 (1905)
.
208. Sólo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los
principios de una vida sana, podremos discernir los males que resul-
tan de un régimen alimenticio impropio. Aquellos que, habiéndose
impuesto de sus errores, tengan el valor de modificar sus costumbres,
encontrarán que la reforma exige luchas y mucha perseverancia. Pe-
ro una vez que hayan adquirido gustos sanos, verán que el consumo
de la carne, en el que antes no veían mal alguno, preparaba lenta
pero seguramente la dispepsia y otras enfermedades.—
Joyas de los
Testimonios 3:360
.
209. Dios exige que su pueblo progrese constantemente. Debe-
mos aprender que la satisfacción de nuestros apetitos es el mayor
obstáculo que se oponga a nuestro progreso intelectual y a la san-
tificación del alma. No obstante todo lo que profesamos en lo que
concierne a la reforma pro salud, algunos de entre nosotros se ali-
mentan mal. El halago de los apetitos es la causa principal de la
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debilidad física y mental, del agotamiento y de las muertes prema-
turas. Toda persona que busca la pureza de la mente debe recordar
que en Cristo hay un poder capaz de dominar los apetitos.—
Joyas
de los Testimonios 3:356, 357
.