Página 35 - Consejos Sobre el R

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Razones de la reforma
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imposible que los que gratifican el apetito alcancen la perfección
cristiana.—
Testimonies for the Church 2:399, 400 (1870)
.
21. Dios ha permitido que la luz de la reforma pro salud brillara
sobre nosotros en estos días finales, para que andando en la luz
[25]
escapemos a muchos de los peligros a que estaremos expuestos.
Satanás está obrando con gran poder para inducir a los hombres a
dar rienda suelta al apetito, a gratificar la inclinación y a gastar sus
días con descuidada insensatez. Presenta las atracciones de una vida
de disfrute egoísta y de complacencia sensual. La intemperancia
absorbe las energías tanto de la mente como del cuerpo. El que es así
vencido, se ha colocado en el terreno de Satanás, donde será tentado
y molestado, y finalmente dominado a gusto por el enemigo de toda
justicia.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 75 (1890)
.
22. A fin de preservar la salud, se necesita la temperancia en
todas las cosas: temperancia en el trabajo, temperancia en el comer
y en el beber. Nuestro Padre celestial envió la luz de la reforma pro
salud como protección contra los males resultantes de un apetito
degradado, a fin de que los que aman la pureza y la santidad sepan
cómo usar con discreción las buenas cosas que él ha provisto para
ellos, y a fin de que por el ejercicio de la temperancia en la vida
diaria, puedan ser santificados por medio de la verdad.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 52
;
Counsels on Health, 120, 121
(1890)
.
23. Téngase siempre presente que el gran objeto de la reforma
higiénica es asegurar el más alto desarrollo posible de la mente,
el alma y el cuerpo. Todas las leyes de la naturaleza—que son las
leyes de Dios—han sido ideadas para nuestro bien. Su obediencia
promoverá nuestra felicidad en esta vida, y nos ayudará a prepararnos
para la vida futura.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 120
(1890)
.
La importancia de los principios de la salud
24. Se me ha mostrado que los principios que nos fueron dados
en los primeros días de este mensaje no han perdido su importancia,
y debemos tenerlos en cuenta tan concienzudamente como enton-
[26]
ces. Hay algunos que jamás han seguido la luz dada en cuanto al