Capítulo 32—Como presentar los principios de la
reforma pro salud
Mantened en vista el gran objeto de la reforma
789. Se nota gran falta de instrucción respecto a la reforma
dietética. A los malos hábitos en el comer y al consumo de manjares
malsanos se debe gran parte de la intemperancia, los crímenes y la
miseria que azotan al mundo.
Al enseñar los principios que rigen la salud, téngase presente el
gran objeto de la reforma, que es obtener el mayor desenvolvimiento
del cuerpo, la mente y el espíritu. Demuéstrese que las leyes de la
naturaleza, por ser leyes de Dios, fueron establecidas para nuestro
bien; que la obediencia a ellas favorece la felicidad en esta vida, y
contribuye a preparar para la vida futura.
Indúzcase a la gente a que estudie la manifestación del amor de
Dios y de su sabiduría en las obras de la naturaleza. Indúzcasela a
que estudie el maravilloso organismo del cuerpo humano y las leyes
que lo rigen. Los que disciernen las pruebas del amor de Dios, que
entienden algo de la sabiduría y el buen propósito de sus leyes, así
como de los resultados de la obediencia, llegarán a considerar sus
deberes y obligaciones desde un punto de vista muy diferente. En
vez de ver en la observancia de las leyes de la salud un sacrificio y un
renunciamiento, la tendrán por lo que es en realidad: un inapreciable
beneficio.
Todo obrero evangélico debe comprender que la enseñanza de
los principios que rigen la salud forma parte de la tarea que se
le ha señalado. Esta es muy necesaria y el mundo la espera.—
El
Ministerio de Curación, 105 (1905)
.
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790. Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia.
Hombres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de domi-
narse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo
apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Han de reconocer
que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de
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