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Consejos Sobre el Régimen Alimenticio
salud debe vincularse firmemente con el ministerio de la palabra. Es
el deseo del Señor que la influencia restauradora de la reforma pro
salud sea una parte del gran esfuerzo final para proclamar el mensaje
evangélico.
Nuestros médicos han de ser obreros para Dios. Han de ser hom-
bres cuyas facultades hayan sido santificadas y transformadas por
la gracia de Cristo. Su influencia ha de ser vinculada con la verdad
que debe darse al mundo. En perfecta y completa unidad con el
ministerio evangélico, la obra de la reforma pro salud revelará su
poder divino. Bajo la influencia del Evangelio, se realizarán grandes
reformas por medio de la obra médico-misionera. Separad, sin em-
bargo, la obra médico-misionera del Evangelio, y esta obra resultará
mutilada.—
Manuscrito 23, 1901
.
106. Nuestros sanatorios y nuestras iglesias pueden alcanzar
una norma más elevada y más santa. La reforma pro salud ha de ser
enseñada y practicada por nuestros hermanos. El Señor está pidiendo
que haya un reavivamiento de los principios de la reforma pro salud.
Los adventistas tienen una obra especial que hacer como mensajeros
a fin de trabajar por las almas y los cuerpos de los hombres.
Cristo ha dicho de su pueblo: “Vosotros sois la luz del mundo”.
Mateo 5:14
. Somos el pueblo que lleva el nombre del Señor, para
proclamar las verdades de origen divino. La obra más solemne
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y sagrada que alguna vez se haya dado a los mortales es la de
proclamar los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángel a
nuestro mundo. En nuestras grandes ciudades debe haber institutos
de salud para cuidar de los enfermos, y para enseñar los grandes
principios de la reforma pro salud.—
Carta 146, 1909
.
Una cuña de entrada
107. He recibido la instrucción de que no hemos de demorarnos
en la realización de la tarea que necesita ser hecha en el ramo de la
reforma pro salud. Por medio de esta obra hemos de alcanzar almas
que viven en las zonas urbanas y en las áreas rurales.—
Carta 203,
1905
.
108. Puedo ver que en la providencia de Dios la obra médico-
misionera ha de ser una gran cuña de entrada, por medio de la