Página 15 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Introducción
X I
ruina. Solo sirve para fomentar los designios del maligno. Y como el
ministerio del Espíritu Santo es de importancia vital para la iglesia
de Cristo, una de las tretas de Satanás consiste precisamente en
arrojar oprobio sobre la obra del Espíritu por medio de los errores
de los extremistas y fanáticos, y en hacer que el pueblo de Dios
descuide esta fuente de fuerza que nuestro Señor nos ha asegurado.
[12]
Según la Palabra de Dios, el Espíritu Santo debía continuar su
obra por todo el período de la dispensación cristiana. Durante las
épocas en que las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo
Testamento eran entregadas a la circulación, el Espíritu Santo no
dejó de comunicar luz a individualidades aisladas, amén de las reve-
laciones que debían ser incorporadas en el Sagrado Canon. La Biblia
misma da cuenta de cómo, por intermedio del Espíritu Santo, ciertos
hombres recibieron advertencias, censuras, consejos e instrucción
que no se referían en nada a lo dado en las Escrituras.
También habla de profetas que vivieron en diferentes épocas,
pero sin hacer mención alguna de sus declaraciones. Asimismo, una
vez cerrado el canon de las Escrituras, el Espíritu Santo debía llevar
adelante su obra de esclarecimiento, de amonestación y consuelo en
bien de los hijos de Dios.
Jesús prometió a sus discípulos “el Consolador, el Espíritu Santo,
al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas,
y os recordará todas las cosas que os he dicho”. “Cuando viniere
aquel Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; [...] y os hará
saber las cosas que han de venir”.
Juan 14:26
;
16:13
. Las Sagradas
Escrituras enseñan claramente que estas promesas, lejos de limitarse
a los días apostólicos, se extienden a la iglesia de Cristo en todas las
edades. El Salvador asegura a los discípulos: “Estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo”.
Mateo 28:20
. San Pablo
declara que los dones y manifestaciones del Espíritu fueron dados
a la iglesia “para el perfeccionamiento de los santos, para la obra
del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo: hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, al estado de hombre perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo”.
Efesios 4:12, 13 (VM)
.
En favor de los creyentes de Éfeso, el apóstol rogó así: “Que el
Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda
espíritu de sabiduría y de revelación
en el conocimiento de él;
siendo