Página 262 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
frecuencia eran atacados por sus perseguidores. La turba iba de casa
en casa y les destruía los muebles y lo que encontraban, llevándose
lo que les parecía y ultrajando brutalmente a hombres, mujeres y
niños. En ocasiones se fijaban avisos en las calles convocando a los
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que quisiesen ayudar a quebrar ventanas y saquear las casas de los
metodistas, dándoles cita en lugar y hora señalados. Estos atrope-
llos de las leyes divinas y humanas se dejaban pasar sin castigo. Se
organizó una persecución en forma contra gente cuya única falta
consistía en que procuraban apartar a los pecadores del camino de
la perdición y llevarlos a la senda de la santidad.
Refiriéndose Juan Wesley a las acusaciones dirigidas contra él
y sus compañeros, dijo: “Algunos sostienen que las doctrinas de
estos hombres son falsas, erróneas e hijas del entusiasmo; que son
cosa nueva y desconocida hasta últimamente; que son cuaquerismo,
fanatismo o romanismo. Todas estas pretensiones han sido cortadas
de raíz y ha quedado bien probado que cada una de dichas doctrinas
es sencillamente doctrina de las Escrituras, interpretada por nuestra
propia iglesia. De consiguiente no pueden ser falsas ni erróneas, si
es que la Escritura es verdadera”. “Otros sostienen que las doctrinas
son demasiado estrictas; que hacen muy estrecho el camino del
cielo, y esta es en verdad la objeción fundamental (pues durante
un tiempo fue casi la única) y en realidad se basan implícitamente
en ella otras más que se presentan en varias formas. Sin embargo,
¿hacen el camino del cielo más estrecho de lo que fue hecho por el
Señor y sus apóstoles? ¿Son sus doctrinas más estrictas que las de la
Biblia? Considerad solo unos cuantos textos: ‘Amarás pues al Señor
tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente,
y de todas tus fuerzas [...]. Amarás a tu prójimo como a ti mismo’.
‘Mas yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres,
de ella darán cuenta en el día del juicio’. ‘Si pues coméis, o bebéis,
o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios’”.
“Si su doctrina es más estricta que esto, son dignos de censura;
pero en conciencia bien sabéis que no lo es. Y ¿quién puede ser
menos estricto sin corromper la Palabra de Dios? ¿Podría algún
mayordomo de los misterios de Dios ser declarado fiel si alterase
parte siquiera de tan sagrado depósito? No; nada puede quitar; nada
puede suavizar; antes está en la obligación de manifestar a todos:
‘No puedo rebajar las Escrituras a vuestro gusto. Tenéis que elevaros