Página 295 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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América, tierra de libertad
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los Estados Unidos”. “El Congreso no dictará leyes para establecer
una religión ni para estorbar el libre ejercicio de ella”.
“Los que formularon la Constitución reconocieron el principio
eterno de que la relación del hombre con Dios se halla por sobre toda
legislación humana y que los derechos de la conciencia son inaliena-
bles. No se necesitaba argumentar para establecer esta verdad; pues
la sentimos en nuestro mismo corazón. Fue este sentimiento el que,
desafiando leyes humanas, sostuvo a tantos mártires en tormentos y
llamas. Reconocían que su deber para con Dios era superior a los
decretos de los hombres y que nadie podía ejercer autoridad sobre
sus conciencias. Es un principio innato que nada puede desarraigar”
(
Congressional Documents
, EE.UU., serie n
o
200, documento n
o
271).
Cuando circuló por los países de Europa la noticia de que había
una tierra donde cada hombre podía disfrutar del producto de su
trabajo y obedecer a las convicciones de su conciencia, millares se
apresuraron a venir al Nuevo Mundo. Las colonias se multiplicaron
con rapidez. “Por una ley especial, Massachusetts ofreció bienvenida
y ayuda, a costa del pueblo, a todos los cristianos de cualquiera
nacionalidad que pudieran huir al través del Atlántico ‘para escapar
de las guerras, del hambre y de la opresión de sus perseguidores’. De
esa manera los fugitivos y oprimidos eran, por la ley, considerados
como huéspedes de la comunidad”.
Martyn 5:417
. A los veinte años
de haberse efectuado el primer desembarco en Plymouth, había ya
establecidos en Nueva Inglaterra otros tantos miles de peregrinos.
Con el fin de asegurar lo que buscaban, “se contentaban con ganar
apenas su subsistencia y se acomodaban a una vida de frugalidad
y de trabajo. No pedían de aquel suelo sino la justa retribución de
su propio trabajo. Ninguna visión de oro venía a engañarles en su
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camino [...]. Se conformaban con el progreso lento pero firme de su
estado social. Soportaban pacientemente las privaciones de la vida
rústica, y regaron con sus lágrimas y con el sudor de su frente el
árbol de la libertad, hasta verlo echar profundas raíces en la tierra”.
La Biblia era considerada como la base de la fe, la fuente de la
sabiduría y la carta magna de la libertad. Sus principios se enseñaban
cuidadosamente en los hogares, en las escuelas y en las iglesias, y
sus frutos se hicieron manifiestos, en lo que se ganó en inteligencia,
en pureza y en templanza. Podíase vivir por años entre los puritanos