Página 325 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Una profecía significativa
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“Y en otra semana confirmará el pacto a muchos”. La semana de
la cual se habla aquí es la última de las setenta. Son los siete últimos
años del período concedido especialmente a los judíos. Durante ese
plazo, que se extendió del año 27 al año 34 d. C., Cristo, primero
en persona y luego por intermedio de sus discípulos, presentó la
invitación del evangelio especialmente a los judíos. Cuando los
apóstoles salieron para proclamar las buenas nuevas del reino, las
instrucciones del Salvador fueron: “Por el camino de los Gentiles
no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis”.
Mateo 10:5, 6
.
“A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. En
el año 31 d. C., tres años y medio después de su bautismo, nuestro
Señor fue crucificado. Con el gran sacrificio ofrecido en el Calvario,
terminó aquel sistema de ofrendas que durante cuatro mil años había
prefigurado al Cordero de Dios. El tipo se encontró con el antitipo,
y todos los sacrificios y oblaciones del sistema ceremonial debían
cesar.
Las setenta semanas, o 490 años concedidos a los judíos, termi-
naron, como lo vimos, en el año 34 d. C. En dicha fecha, por auto del
Sanedrín judaico, la nación selló su rechazamiento del evangelio con
el martirio de Esteban y la persecución de los discípulos de Cristo.
Entonces el mensaje de salvación, no estando más reservado exclusi-
vamente para el pueblo elegido, fue dado al mundo. Los discípulos,
obligados por la persecución a huir de Jerusalén, “andaban por todas
partes, predicando la Palabra”. “Felipe, descendiendo a la ciudad
de Samaria, les proclamó el Cristo”. Pedro, guiado por Dios, dio a
conocer el evangelio al centurión de Cesarea, el piadoso Cornelio; el
ardiente Pablo, ganado a la fe de Cristo fue comisionado para llevar
las alegres nuevas “lejos [...] a los gentiles”.
Hechos 8:4, 5
;
22:21
(VM)
.
Hasta aquí cada uno de los detalles de las profecías se ha cumpli-
do de una manera sorprendente, y el principio de las setenta semanas
queda establecido irrefutablemente en el año 457 a.C. y su fin en el
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año 34 d.C. Partiendo de esta fecha no es difícil encontrar el término
de los 2.300 días. Las setenta semanas—490 días—descontadas
de los 2.300 días, quedaban 1.810 días. Concluidos las 490 días,
quedaban aún por cumplirse los 1.810 días. Contando desde 34 d.C.,
los 1.810 años alcanzan al año 1844. Por consiguiente los 2.300
días de
Daniel 8:14
terminaron en 1844. Al fin de este gran perío-