Página 369 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Una amonestación rechazada
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crítica que les causaba perplejidad. Querían a sus iglesias y les re-
pugnaba separarse de ellas; pero al ver que se anulaba el testimonio
de la Palabra de Dios, y que se les negaba el derecho que tenían
para investigar las profecías, sintieron que la lealtad hacia Dios les
impedía someterse. No podían considerar como constituyendo la
iglesia de Cristo a los que trataban de rechazar el testimonio de la
Palabra de Dios, “columna y apoyo de la verdad”. De ahí que se
sintiesen justificados para separarse de la que hasta entonces fuera
su comunión religiosa. En el verano de 1844 cerca de cincuenta mil
personas se separaron de las iglesias.
Por aquel tiempo se advirtió un cambio notable en la mayor
parte de las iglesias de los Estados Unidos de Norteamérica. Desde
hacía muchos años venía observándose una conformidad cada vez
mayor con las prácticas y costumbres mundanas, y una decadencia
correspondiente en la vida espiritual; pero en aquel año se notó
repentinamente una decadencia aún más acentuada en casi todas las
iglesias del país. Aunque nadie parecía capaz de indicar la causa
de ella, el hecho mismo fue muy notado y comentado, tanto por la
prensa como desde el púlpito.
En una reunión del presbiterio de Filadelfia, el Sr. Barnes, autor
de un comentario de uso muy general, y pastor de una de las prin-
cipales iglesias de dicha ciudad, “declaró que ejercía el ministerio
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desde hacía veinte años, y que nunca antes de la última comunión
había administrado la santa cena sin recibir muchos o pocos nuevos
miembros en la iglesia. Pero ahora, añadía, no hay despertamientos,
ni conversiones, ni mucho aparente crecimiento en la gracia en los
que hacen profesión de religión, y nadie viene más a su despacho
para conversar acerca de la salvación de sus almas. Con el aumento
de los negocios y las perspectivas florecientes del comercio y de las
manufacturas, ha aumentado también el espíritu mundano. Y esto
sucede en todas las denominaciones”.
Congregational Journal, 23
de mayo de 1844
.
En el mes de febrero del mismo año, el profesor Finney, del
colegio de Oberlin, dijo: “Hemos podido comprobar el hecho de
que en general las iglesias protestantes de nuestro país, han sido o
apáticas u hostiles con respecto a casi todas las reformas morales
de la época. Existen excepciones parciales, pero no las suficientes
para impedir que el hecho sea general. Tenemos además otro hecho