Página 431 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Los Estados Unidos en la profecía
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llegado a este estado de impiedad, se verán los mismos resultados
que en los primeros siglos.
Muchos consideran la gran diversidad de creencias en las igle-
sias protestantes como prueba terminante de que nunca se procurará
asegurar una uniformidad forzada. Pero desde hace años se viene
notando entre las iglesias protestantes un poderoso y creciente senti-
miento en favor de una unión basada en puntos comunes de doctrina.
Para asegurar tal unión, debe necesariamente evitarse toda discusión
de asuntos en los cuales no todos están de acuerdo, por importantes
que sean desde el punto de vista bíblico.
Carlos Beecher, en un sermón predicado en 1846, declaró que
el pastorado de “las denominaciones evangélicas protestantes no
está formado solo bajo la terrible presión del mero temor humano,
sino que vive, y se mueve y respira en una atmósfera radicalmente
corrompida y que apela a cada instante al elemento más bajo de su
naturaleza para tapar la verdad y doblar la rodilla ante el poder de
la apostasía. ¿No pasó así con la iglesia romana? ¿No estamos revi-
viendo su vida? ¿Y qué es lo que vemos por delante? ¡Otro concilio
general! ¡Una convención mundial! ¡Alianza evangélica y credo
universal!” (Sermón “The Bible a Sufficient Creed”, pronunciado
en Fort Wayne, Indiana, el 22 de febrero de 1846). Cuando se haya
logrado esto, en el esfuerzo para asegurar completa uniformidad,
solo faltará un paso para apelar a la fuerza.
Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose
en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que
imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América
protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la
inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola.
La bestia de dos cuernos “hace [ordena] que todos, pequeños
y grandes, así ricos como pobres, así libres como esclavos, tengan
una marca sobre su mano derecha, o sobre su frente; y que nadie
pueda comprar o vender, sino aquel que tenga la marca, es decir, el
nombre de la bestia o el número de su nombre”.
Apocalipsis 13:16,
17 (VM)
. La amonestación del tercer ángel es: “¡Si alguno adora
a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente, o en su
mano, él también beberá del vino de la ira de Dios!” “La bestia”
mencionada en este mensaje, cuya adoración es impuesta por la
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bestia de dos cuernos, es la primera bestia, o sea la bestia semejante