Página 432 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
a un leopardo, de
Apocalipsis 13
, el papado. La “imagen de la bestia”
representa la forma de protestantismo apóstata que se desarrollará
cuando las iglesias protestantes busquen la ayuda del poder civil
para la imposición de sus dogmas. Queda aún por definir lo que es
“la marca de la bestia”.
Después de amonestar contra la adoración de la bestia y de su
imagen, la profecía dice: “Aquí está la paciencia de los santos; aquí
están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús”.
En vista de que los que guardan los mandamientos de Dios están
puestos así en contraste con los que adoran la bestia y su imagen y
reciben su marca, se deduce que la observancia de la ley de Dios,
por una parte, y su violación, por la otra, establecen la distinción
entre los que adoran a Dios y los que adoran a la bestia.
El rasgo más característico de la bestia, y por consiguiente de
su imagen, es la violación de los mandamientos de Dios. Daniel
dice del cuerno pequeño, o sea del papado: “Pensará en mudar los
tiempos y la ley”.
Daniel 7:25
. Y San Pablo llama al mismo poder
el “hombre de pecado”, que había de ensalzarse sobre Dios. Una
profecía es complemento de la otra. Solo adulterando la ley de Dios
podía el papado elevarse sobre Dios; y quienquiera que guardase
a sabiendas la ley así adulterada daría honor supremo al poder que
introdujo el cambio. Tal acto de obediencia a las leyes papales sería
señal de sumisión al papa en lugar de sumisión a Dios.
El papado intentó alterar la ley de Dios. El segundo mandamien-
to, que prohibe el culto de las imágenes, ha sido borrado de la ley,
y el cuarto mandamiento ha sido adulterado de manera que auto-
rice la observancia del primer día en lugar del séptimo como día
de reposo. Pero los papistas aducen para justificar la supresión del
segundo mandamiento, que este es inútil puesto que está incluido
en el primero, y que ellos dan la ley tal cual Dios tenía propuesto
que fuese entendida. Este no puede ser el cambio predicho por el
profeta. Se trata de un cambio intencional y deliberado: “Pensará
en mudar los tiempos y la ley”. El cambio introducido en el cuarto
mandamiento cumple exactamente la profecía. La única autoridad
que se invoca para dicho cambio es la de la iglesia. Aquí el poder
papal se ensalza abiertamente sobre Dios.
Mientras los que adoran a Dios se distinguirán especialmente
por su respeto al cuarto mandamiento—ya que este es el signo de su