Página 433 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Los Estados Unidos en la profecía
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poder creador y el testimonio de su derecho al respeto y homenaje
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de los hombres—, los adoradores de la bestia se distinguirán por
sus esfuerzos para derribar el monumento recordativo del Creador
y ensalzar lo instituido por Roma. Las primeras pretensiones arro-
gantes del papado fueron hechas en favor del domingo (véase el
Apéndice); y la primera vez que recurrió al poder del estado fue
para imponer la observancia del domingo como “día del Señor”.
Pero la Biblia señala el séptimo día, y no el primero, como día del
Señor. Cristo dijo: “El Hijo del hombre es Señor aun del sábado”. El
cuarto mandamiento declara que: “El día séptimo es día de descanso
[margen, sábado], consagrado a Jehová”. Y por boca del profeta
Isaías el Señor lo llama: “Mi día santo”.
Marcos 2:28
;
Éxodo 20:10
;
Isaías 58:13 (VM)
.
El aserto, tantas veces repetido, de que Cristo cambió el día
de reposo, está refutado por sus propias palabras. En su sermón
sobre el monte, dijo: “No penséis que vine pare invalidar la ley, o
los profetas: no vine a invalidar, sino a cumplir. Porque en verdad
os digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una
jota ni un tilde pasará de la ley, hasta que el todo sea cumplido.
Por tanto cualquiera que quebrantare uno de estos más mínimos
mandamientos, y enseñare a los hombres así, será llamado muy
pequeño en el reino de los cielos: mas cualquiera que los hiciere
y enseñare será llamado grande en el reino de los cielos”.
Mateo
5:17-19 (VM)
.
Es un hecho generalmente admitido por los protestantes, que las
Sagradas Escrituras no autorizan en ninguna parte el cambio del día
de reposo. Esto se confirma en publicaciones de la Sociedad Ameri-
cana de Tratados y la Unión Americana de Escuelas Dominicales.
Una de estas obras reconoce “que el Nuevo Testamento no dice
absolutamente nada en cuanto a un mandamiento explícito en favor
del día de reposo, o a reglas definidas relativas a su observancia”.
George Elliott,
The Abiding Sabbath, 184
.
Otra dice: “Hasta la época de la muerte de Cristo, ningún cambio
se había hecho en cuanto al día”; y, “por lo que se desprende del
relato bíblico, los apóstoles no dieron [...] mandamiento explícito
alguno que ordenara el abandono del séptimo día, sábado, como día
de reposo, ni que se lo observara en el primer día de la semana”. A.
E. Waffle,
The Lords Day, 186-188
.