Página 504 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
Pocos son los que, habiéndose aventurado a hacer cosa semejan-
te, se contentan con rechazar lisa y llanamente una sencilla verdad.
Los más siguen rechazando uno tras otro los principios de la verdad,
hasta que se convierten en verdaderos incrédulos.
Los errores de la teología hoy de moda han lanzado al escepticis-
mo muchas almas que de otro modo habrían creído en las Escrituras.
Es imposible para ellas aceptar doctrinas que hieren sus sentimien-
tos de justicia misericordia y benevolencia; y como tales doctrinas
les son presentadas como enseñadas por la Biblia, rehusan recibirla
como Palabra de Dios.
Y ese es el objeto que Satanás trata de conseguir. Nada desea él
tanto como destruir la confianza en Dios y en su Palabra. Satanás
se encuentra al frente de los grandes ejércitos de los que dudan, y
trabaja con inconcebible energía para seducir a las almas y atraerlas
a sus filas. La duda está de moda hoy. Una clase muy numerosa de
personas mira la Palabra de Dios con la misma desconfianza con
que fue mirado su Autor: porque ella reprueba y condena el pecado.
Los que no desean obedecer a las exigencias de ella tratan de echar
por tierra su autoridad. Si leen la Biblia o escuchan sus enseñanzas
proclamadas desde el púlpito es tan solo para encontrar errores
en las Santas Escrituras o en el sermón. No son pocos los que se
vuelven incrédulos para justificarse o para disculpar su descuido del
deber. Otros adoptan principios escépticos por orgullo e indolencia.
Por demás amigos de su comodidad para distinguirse ejecutando
cosa alguna digna de honor y que exija esfuerzos y abnegación,
aspiran a hacerse una reputación de sabiduría superior criticando
la Biblia. Hay muchas cosas que el espíritu limitado del hombre
que no ha sido alumbrado por la sabiduría divina, es incapaz de
comprender; y así encuentran motivo para criticar. Son muchos los
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que parecen creer que es una virtud colocarse del lado de la duda,
del escepticismo y de la incredulidad. Pero no dejará de advertirse
que bajo una apariencia de candor y humildad, los móviles de estas
personas son la confianza en sí mismas y el orgullo. Muchos se
deleitan en buscar en las Sagradas Escrituras algo que confunda las
mentes de los demás. Y hasta hay quienes empiezan a criticar y a
argumentar contra la verdad por el mero gusto de discutir. No se
dan cuenta de que al obrar así se están enredando a sí mismos en el
lazo del cazador. Efectivamente, habiendo expresado abiertamente