Página 533 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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¿Pueden hablarnos nuestros muertos?
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ellas puede hacer creer al mundo lo que quiere. Pone en la oscuridad,
precisamente donde le conviene que esté, el Libro que le debe juzgar
a él y a sus siervos y hace aparecer al Salvador del mundo como
un simple hombre. Así como la guardia romana que vigilaba la
tumba de Jesús difundió la mentira que los sacerdotes y los ancianos
insinuaron para negar su resurrección, así también los que creen
en las manifestaciones espiritistas tratan de hacer creer que no hay
nada milagroso en las circunstancias que rodearon la vida de Jesús.
Después de procurar así que la gente no vea a Jesús, le llaman la
atención hacia sus propios milagros y los declaran muy superiores a
las obras de Cristo.
Es cierto que el espiritismo está mudando actualmente sus for-
mas, y echando un velo sobre algunos de sus rasgos más repulsivos,
reviste un disfraz cristiano. Pero sus declaraciones hechas desde la
tribuna y en la prensa han sido conocidas por el público desde hace
muchos años, y revelan su carácter verdadero. Esas enseñanzas no
pueden ser negadas ni encubiertas.
Hasta en su forma actual, lejos de ser más tolerable, el espiri-
tismo es en realidad más peligroso que anteriormente, debido a la
mayor sutileza de su engaño. Mientras años atrás atacaba a Cristo y
la Biblia, declara ahora que acepta a ambos. Pero su interpretación
de la Biblia está calculada para agradar al corazón irregenerado, al
paso que anula el efecto de sus verdades solemnes y vitales. Los espi-
ritistas hacen hincapié en el amor como si fuese atributo principal de
Dios, pero lo rebajan hasta hacer de él un sentimentalismo enfermizo
y hacen poca distinción entre el bien y el mal. La justicia de Dios,
su reprobación del pecado, las exigencias de su santa ley todo eso lo
pierden de vista. Enseñan al pueblo a que mire el Decálogo como
si fuera letra muerta. Fábulas agradables y encantadoras cautivan
los sentidos e inducen a los hombres a que rechacen la Biblia como
fundamento de su fe. Se niega a Cristo tan descaradamente como
antes; pero Satanás ha cegado tanto al pueblo que no discierne el
engaño.
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Pocas son las personas que tienen justo concepto del poder
engañoso del espiritismo y del peligro que hay en caer bajo su
influencia. Muchas personas juegan con él sin otro objeto que el de
satisfacer su curiosidad. No tienen fe verdadera en él y se llenarían
de horror al pensar en abandonarse al dominio de los espíritus. Pero