Página 568 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
La iglesia romana reserva al clero el derecho de interpretar las
Santas Escrituras, y so pretexto de que solo los eclesiásticos son
competentes para explicar la Palabra de Dios, priva de ella al pueblo
(véase el Apéndice)
. Aun cuando la Reforma hizo las Escrituras
accesibles a todos, este mismo principio sustentado por Roma es el
que hoy impide a miles y miles en las iglesias protestantes que las
estudien por sí mismos. Se les enseña a aceptar sus doctrinas tal cual
las interpreta la iglesia; y hay millares de personas que no admiten
nada, por evidente que sea su revelación en las Sagradas Escrituras,
si resulta en oposición con su credo o con las enseñanzas adoptadas
por sus respectivas iglesias.
A pesar de estar la Biblia llena de amonestaciones contra los
falsos maestros, muchos encomiendan al clero el cuidado de sus
almas. Hay actualmente millares de personas que profesan ser re-
ligiosas y que no pueden dar acerca de los puntos de su fe, otra
razón que el hecho de que así les enseñaron sus directores espiri-
tuales. No se fijan casi en las enseñanzas del Salvador y creen en
cambio ciegamente a lo que los ministros dicen. ¿Pero son acaso
infalibles estos ministros? ¿Cómo podemos confiar nuestras almas
a su dirección, mientras no sepamos por la Palabra de Dios que
ellos poseen la verdad? Muchos son los que, faltos de valor moral
para apartarse del sendero trillado del mundo, siguen los pasos de
los doctos; y debido a su aversión para investigar por sí mismos,
se están enredando más y más en las cadenas del error. Ven que la
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verdad para el tiempo presente está claramente expuesta en la Biblia
y sienten que el poder del Espíritu Santo confirma su proclamación,
y sin embargo consienten que la oposición del clero los aleje de la
luz. Por muy convencidas que estén la razón y la conciencia, estos
pobres ilusos no se atreven a pensar de otro modo que como los
ministros, y sacrifican su juicio individual y sus intereses eternos al
descreimiento, orgullo y prejuicios de otra persona.
Muchos son los artificios de que Satanás se vale para encadenar
a sus cautivos por medio de las influencias humanas. El se asegura
la voluntad de multitudes atándolas con los lazos de seda de sus
afectos a los enemigos de la cruz de Cristo. Sea cual fuere esta unión:
paternal, filial, conyugal o social, el efecto es el mismo: los enemigos
de la verdad ejercen un poder que tiende a dominar la conciencia,
y las almas sometidas a su autoridad no tienen valor ni espíritu