Página 580 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
son ellos mismos los que han precipitado la crisis; pero su conciencia
y la Palabra de Dios les dan la seguridad de estar en lo justo; y aunque
sigan las pruebas se sienten robustecidos para sufrirlas. La lucha se
encona más y más, pero la fe y el valor de ellos aumentan con el
peligro. Este es el testimonio que dan: “No nos atrevemos a alterar
la Palabra de Dios dividiendo su santa ley, llamando parte de ella
esencial y parte de ella no esencial, para obtener el favor del mundo.
El Señor a quien servimos puede librarnos. Cristo venció los poderes
del mundo; ¿y nos atemorizaría un mundo ya vencido?”
En sus diferentes formas, la persecución es el desarrollo de un
principio que ha de subsistir mientras Satanás exista y el cristianismo
conserve su poder vital. Un hombre no puede servir a Dios sin
despertar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas.
Le asaltarán malos ángeles alarmados al ver que su influencia les
arranca la presa. Hombres malvados reconvenidos por el ejemplo de
los cristianos, se unirán con aquellos para procurar separarlo de Dios
por medio de tentaciones sutiles. Cuando este plan fracasa, emplean
la fuerza para violentar la conciencia.
Pero mientras Jesús siga intercediendo por el hombre en el san-
tuario celestial, los gobernantes y el pueblo seguirán sintiendo la
influencia refrenadora del Espíritu Santo, la cual seguirá también
dominando hasta cierto punto las leyes del país. Si no fuera por
estas leyes, el estado del mundo sería mucho peor de lo que es.
Mientras que muchos de nuestros legisladores son agentes activos
de Satanás, Dios tiene también los suyos entre los caudillos de la
nación. El enemigo impele a sus servidores a que propongan medi-
das encaminadas a poner grandes obstáculos a la obra de Dios; pero
los estadistas que temen a Dios están bajo la influencia de santos
ángeles para oponerse a tales proyectos con argumentos irrefutables.
Es así como unos cuantos hombres contienen una poderosa corriente
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del mal. La oposición de los enemigos de la verdad será coartada
para que el mensaje del tercer ángel pueda hacer su obra. Cuando la
amonestación final sea dada, cautivará la atención de aquellos caudi-
llos por medio de los cuales el Señor está obrando en la actualidad, y
algunos de ellos la aceptarán y estarán con el pueblo de Dios durante
el tiempo de angustia.
El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje,
alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra