Página 598 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
de los impíos. Porque tú has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará
tu morada”.
Salmos 121:5-7
;
91:3-10
.
Sin embargo, por lo que ven los hombres, parecería que los hijos
de Dios tuviesen que sellar pronto su destino con su sangre, como lo
hicieron los mártires que los precedieron. Ellos mismos empiezan
a temer que el Señor los deje perecer en las manos homicidas de
sus enemigos. Es un tiempo de terrible agonía. De día y de noche
claman a Dios para que los libre. Los malos triunfan y se oye este
grito de burla: “¿Dónde está ahora vuestra fe? ¿Por qué no os libra
Dios de nuestras manos si sois verdaderamente su pueblo?” Pero
mientras esos fieles cristianos aguardan, recuerdan que cuando Jesús
estaba muriendo en la cruz del Calvario los sacerdotes y príncipes
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gritaban en tono de mofa: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvar:
si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él”.
Mateo 27:42
. Como Jacob, todos luchan con Dios. Sus semblantes
expresan la agonía de sus almas. Están pálidos, pero no dejan de
orar con fervor.
Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de
ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han
guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía,
los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado
sus oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al
peligro. Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios
tiene que beber de la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma
dilación que es tan penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus
oraciones. Mientras procuran esperar con confianza que el Señor
obre, son inducidos a ejercitar su fe, esperanza y paciencia como no
lo hicieron durante su experiencia religiosa anterior. Sin embargo, el
tiempo de angustia será acortado por amor de los elegidos. “¿Y acaso
Dios no defenderá la causa de sus escogidos, que claman a él día y
noche? [...] Os digo que defenderá su causa presto”.
Lucas 18:7, 8
(VM)
. El fin vendrá más pronto de lo que los hombres esperan. El
trigo será recogido y atado en gavillas para el granero de Dios; la
cizaña será amarrada en haces para los fuegos destructores.
Los centinelas celestiales, fieles a su cometido, siguen vigilando.
Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los ob-
servadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemigos,