Página 620 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
adonde huir, ni los mayorales del rebaño adonde escapar”.
Jeremías
23:1, 2
;
25:34, 35 (VM)
.
Los ministros y el pueblo ven que no sostuvieron la debida
relación con Dios. Ven que se rebelaron contra el Autor de toda ley
justa y recta. El rechazamiento de los preceptos divinos dio origen
a miles de fuentes de mal, discordia, odio e iniquidad, hasta que la
tierra se convirtió en un vasto campo de luchas, en un abismo de
corrupción. Tal es el cuadro que se presenta ahora ante la vista de
los que rechazaron la verdad y prefirieron el error. Ningún lenguaje
puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y desleales
desean lo que perdieron para siempre: la vida eterna. Los hombres a
quienes el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora
las cosas en su luz verdadera. Se dan cuenta de lo que perdieron por
la transgresión, y caen a los pies de aquellos a quienes despreciaron
y ridiculizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los
amaba.
Los hombres ven que fueron engañados. Se acusan unos a otros
de haberse arrastrado mutuamente a la destrucción; pero todos con-
cuerdan para abrumar a los ministros con la más amarga condena-
ción. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron
a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los
que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos maes-
tros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes se
llenan de furor. “¡Estamos perdidos!—exclaman—y vosotros sois
causa de nuestra perdición”; y se vuelven contra los falsos pasto-
res. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos
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pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos
mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilar-
los. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios
se emplean ahora para matar a sus enemigos. Por todas partes hay
luchas y derramamiento de sangre.
“Alcanzará el estrépito hasta los fines de la tierra: porque Jehová
tiene una contienda con las naciones: entra en juicio con toda carne:
y en cuanto a los inicuos, los entregará a la espada”.
Jeremías 25:31
(VM)
. El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el
Hijo de Dios y sus mensajeros celestiales lucharon contra el poder
del maligno, para iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora
todos han tomado su resolución; los impíos se han unido enteramente