Página 635 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El fin del conflicto
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enardecen contra Satanás y contra los que fueron sus agentes para
engañar, y con furia demoníaca se vuelven contra ellos.
Dice el Señor: “Por cuanto has puesto tu corazón como corazón
de Dios, por tanto, he aquí que voy a traer contra ti extraños, los
terribles de las naciones; y ellos desenvainarán sus espadas contra
tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. Al hoyo te harán
descender”. “Te destruyo, ¡oh querubín que cubres con tus alas! y te
echo de en medio de las piedras de fuego [...]. Te echo a tierra; te
pongo delante de reyes, para que te miren [...]. Te torno en ceniza
sobre la tierra, ante los ojos de todos los que te ven [...]. Serás ruinas,
y no existirás más para siempre”.
Ezequiel 28:6-8, 16-19 (VM)
.
“Porque toda batalla de quien pelea es con estruendo, y con
revolcamiento de vestidura en sangre: mas esto será para quema, y
pábulo de fuego”. “Porque Jehová está airado sobre todas las gentes,
e irritado sobre todo el ejército de ellas; destruirálas y entregarálas
al matadero”. “Sobre los malos lloverá lazos; fuego y azufre, con
vientos de torbellinos, será la porción del cáliz de ellos”.
Isaías
9:5
;
34:2
;
Salmos 11:6
. Dios hace descender fuego del cielo. La
tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas escondidas en sus
profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de
grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado
el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con
calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están
abrasadas.
Malaquías 4:2
;
2 Pedro 3:10
. La superficie de la tierra
parece una masa fundida un inmenso lago de fuego hirviente. Es
la hora del juicio y perdición de los hombres impíos, “es día de
venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión”.
Isaías 34:8
.
Los impíos reciben su recompensa en la tierra.
Proverbios 11:31
.
“Serán estopa; y aquel día que vendrá, los abrasará, ha dicho Jehová
de los ejércitos”.
Malaquías 4:1
. Algunos son destruidos como en un
momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados
“conforme a sus hechos”. Habiendo sido cargados sobre Satanás
los pecados de los justos, tiene este que sufrir no solo por su propia
rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al
pueblo de Dios. Su castigo debe ser mucho mayor que el de aquellos
a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron
por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo y sufriendo.
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