Un campeón de la verdad
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dependencia de Dios y sin sentirlo empiezan a confiar en sí mismos.
Resulta entonces que quieren gobernar el espíritu y la conciencia
del pueblo, el cual está dispuesto a considerarlos como guías en vez
de mirar a la Palabra de Dios. La obra de reforma ve así frenada
su marcha por el espíritu que domina a los que la sostienen. Dios
quiso evitar este peligro a la Reforma. Quiso que esa obra recibiese,
no la marca de los hombres, sino la impresión de Dios. Los ojos
de los hombres estaban fijos en Lutero como en el expositor de la
verdad; pero él fué arrebatado de en medio de ellos para que todas
las miradas se dirigieran al eterno Autor de la verdad.
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