Página 215 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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La reforma en Francia
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dejarlo medio muerto. Sin embargo seguía firme en su propósito.
Aunque le rechazaban a menudo, volvía a la carga con incansable
perseverancia y logró al fin que una tras otra, las ciudades que habían
sido los baluartes del papismo abrieran sus puertas al Evangelio.
Fué aceptada la fe reformada en aquella pequeña parroquia donde
había trabajado primero. Las ciudades de Morat y de Neuchatel
renunciaron también a los ritos romanos y quitaron de sus templos
las imágenes de idolatría.
Farel había deseado mucho plantar en Ginebra el estandarte
protestante. Si esa ciudad podía ser ganada a la causa, se convertiría
en centro de la Reforma para Francia, Suiza e Italia. Para conseguirlo
prosiguió su obra hasta que los pueblos y las aldeas de alrededor
quedaron conquistados por el Evangelio. Luego entró en Ginebra
con un solo compañero. Pero no le permitieron que predicara sino
dos sermones. Habiéndose empeñado en vano los sacerdotes en
conseguir de las autoridades civiles que le condenaran, lo citaron
a un concejo eclesiástico y allí fueron ellos llevando armas bajo
sus sotanas y resueltos a asesinarle. Fuera de la sala, una furiosa
turba, con palos y espadas, se agolpó para estar segura de matarle
en caso de que lograse escaparse del concejo. La presencia de los
magistrados y de una fuerza armada le salvaron de la muerte. Al
día siguiente, muy temprano, lo condujeron con su compañero a la
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ribera opuesta del lago y los dejaron fuera de peligro. Así terminó
su primer esfuerzo para evangelizar a Ginebra.
Para la siguiente tentativa el elegido fué un instrumento menos
destacado: un joven de tan humilde apariencia que era tratado con
frialdad hasta por los que profesaban ser amigos de la Reforma. ¿Qué
podría hacer uno como él allí donde Farel había sido rechazado?
¿Cómo podría un hombre de tan poco valor y tan escasa experiencia,
resistir la tempestad ante la cual había huido el más fuerte y el más
bravo? “¡No por esfuerzo, ni con poder, sino por mi Espíritu! dice
Jehová de los ejércitos.” “Ha escogido Dios las cosas insensatas del
mundo, para confundir a los sabios.” “Porque lo insensato de Dios,
es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que
los hombres.”
Zacarías 4:6
;
1 Corintios 1:27, 25 (VM)
.
Fromento principió su obra como maestro de escuela. Las ver-
dades que inculcaba a los niños en la escuela, ellos las repetían en
sus hogares. No tardaron los padres en acudir a escuchar la explica-