Página 251 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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La verdad progresa en Inglaterra
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La predicación de Tyndale despertó mucho interés y numerosas
personas aceptaron la verdad. Pero los sacerdotes andaban alerta
y no bien se hubo alejado del campo de sus trabajos cuando ellos,
valiéndose de amenazas y de engaños, se esforzaron en destruir
su obra, y con éxito muchas veces. “¡Ay!—decía él—¿qué hacer?
Mientras que yo siembro en un punto, el enemigo destruye lo que
dejé sembrado en otro. No me es posible estar a la vez en todas
partes. ¡Oh! si los cristianos poseyesen la Biblia en su propio idioma
serían capaces de resistir a estos sofistas. Sin las Santas Escrituras,
es imposible confirmar a los legos en la verdad.”—
Ibid
.
Un nuevo propósito surgió entonces en su mente. “Era en la len-
gua de Israel—decía—en que se cantaban los salmos en el templo
de Jehová; y ¿no resonará el Evangelio entre nosotros en la lengua
de Inglaterra? ... ¿Será posible que la iglesia tenga menos luz a me-
diodía que al alba? ... Los cristianos deben leer el Nuevo Testamento
en su lengua materna.” Los doctores y maestros de la iglesia estaban
en desacuerdo. Solamente por la Biblia podían los hombres llegar a
la verdad. “Uno sostiene a este doctor, otro a aquél ... y cada escritor
contradice a los demás... ¿De qué manera puede uno saber quién
dice la verdad y quién enseña el error? ... ¿Cómo? ... En verdad, ello
es posible solamente por medio de la Palabra de Dios.”
Ibid
.
Fué poco después cuando un sabio doctor papista que sostenía
con él una acalorada controversia, exclamó: “Mejor sería para noso-
tros estar sin la ley de Dios que sin la del papa.” Tyndale repuso: “Yo
desafío al papa y todas sus leyes; y si Dios me guarda con vida, no
pasarán muchos años sin que haga yo que un muchacho que trabaje
en el arado sepa de las Santas Escrituras más que vos.”—Anderson,
[289]
Annals of the English Bible,
pág. 19.
Así confirmado su propósito de dar a su pueblo el Nuevo Tes-
tamento en su propia lengua, Tyndale puso inmediatamente manos
a la obra. Echado de su casa por la persecución, fuése a Londres y
allí, por algún tiempo, prosiguió sus labores sin interrupción. Pero
al fin la saña de los papistas le obligó a huir. Toda Inglaterra parecía
cerrársele y resolvió buscar refugio en Alemania. Allí dió principio a
la publicación del Nuevo Testamento en inglés. Dos veces su trabajo
fué suspendido; pero cuando le prohibían imprimirlo en una ciudad,
se iba a otra. Finalmente se dirigió a Worms, donde unos cuantos
años antes, Lutero había defendido el Evangelio ante la dieta. En