Página 326 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
Este período profético, el más largo de la Biblia, había de ex-
tenderse, según la profecía de Daniel, desde “la salida de la palabra
para restaurar y edificar a Jerusalem” hasta la purificación del san-
tuario. La orden de reedificar a Jerusalén se dió en 457 ant. de J. C.
Setenta semanas (490 años) debían cortarse para los judíos, y al fin
de este período, en el año 34 de nuestra era, se principió a predicar
el Evangelio a los gentiles. Desde que comenzó el período, en 457
ant. de J. C., hasta el Mesias Príncipe, iba a haber 69 semanas (483
años). Precisamente en el momento predicho, en el otoño del 27
de J. C., Jesús fué bautizado en el Jordán por Juan Bautista. Fué
también ungido del Espíritu Santo, e inició su ministerio público.
“A la mitad de la semana” (3 años y medio más tarde) el Mesías
fué cortado. El período completo de los 2.300 días se extendía de
457 ant. de J. C. hasta 1844 de nuestra era, cuando se inició en el
cielo el juicio investigador. El apóstol Pedro testifica que “a Jesús
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de Nazaret: ... Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder.”
Hechos 10:38 (VM)
. Y el mismo Salvador declara: “El Espíritu del
Señor está sobre mí; por cuanto me ha ungido para anunciar buenas
nuevas a los pobres.” Después de su bautismo, Jesús volvió a Galilea,
“predicando el evangelio de Dios, y diciendo: Se ha cumplido
el
tiempo
.”
Lucas 4:18
;
Marcos 1:14, 15 (VM)
.
“Y en otra semana confirmará el pacto a muchos.” La semana de
la cual se habla aquí es la última de las setenta. Son los siete últimos
años del período concedido especialmente a los judíos. Durante ese
plazo, que se extendió del año 27 al año 34 de J. C. Cristo, primero
en persona y luego por intermedio de sus discípulos, presentó la
invitación del Evangelio especialmente a los judíos. Cuando los
apóstoles salieron para proclamar las buenas nuevas del reino, las
instrucciones del Salvador fueron: “Por el camino de los Gentiles
no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis.”
Mateo 10:5, 6
.
“A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.” En
el año 31 de J. C. tres años y medio después de su bautismo, nuestro
Señor fué crucificado. Con el gran sacrificio ofrecido en el Calvario,
terminó aquel sistema de ofrendas que durante cuatro mil años había
prefigurado al Cordero de Dios. El tipo se encontró con el antitipo,
y todos los sacrificios y oblaciones del sistema ceremonial debían
cesar.