Página 358 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
la segunda venida de Cristo y su reino de gloria, y esperan que
grandes acontecimientos han de desarrollarse en el año 1840.”—
Journal of the Rev. Joseph Wolff,
377. “En el Yemen ... pasé seis días
con los hijos de Recab. No beben vino, no plantan viñas, ni siembran
semillas, viven en tiendas y recuerdan las palabras de Jonadab, hijo
de Recab; y encontré entre ellos hijos de Israel de la tribu de Dan,
... quienes, en común con los hijos de Recab, esperan que antes de
mucho vendrá el Mesías en las nubes del cielo.”—
Id.,
389.
Otro misionero encontró una creencia parecida en Tartaria. Un
sacerdote tártaro preguntó al misionero cuándo vendría Cristo por
segunda vez. Cuando el misionero le contestó que no sabía nada de
eso, el sacerdote pareció admirarse mucho de tanta ignorancia por
parte de uno que profesaba enseñar la Biblia, y manifestó su propia
creencia fundada en la profecía de que Cristo vendría hacia 1844.
Desde 1826 el mensaje del advenimiento empezó a ser predica-
do en Inglaterra. Pero en este país el movimiento no tomó forma
tan definida como en los Estados Unidos de Norteamérica; no se
enseñaba tan generalmente la fecha exacta del advenimiento, pero
la gran verdad de la próxima venida de Cristo en poder y gloria fué
extensamente proclamada. Y eso no sólo entre los disidentes y no
conformistas. El escritor inglés Mourant Brock dice que cerca de
setecientos ministros de la iglesia anglicana predicaban este “evan-
gelio del reino.” El mensaje que fijaba el año 1844 como fecha de la
venida del Señor fué también proclamado en Gran Bretaña. Circula-
ron profusamente las publicaciones adventistas procedentes de los
Estados Unidos. Se reimprimieron libros y periódicos en Inglaterra.
Y en 1842, Roberto Winter, súbdito inglés que había aceptado la
fe adventista en Norteamérica, regresó a su país para anunciar la
venida del Señor. Muchos se unieron a él en la obra, y el mensaje
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del juicio fué proclamado en varias partes de Inglaterra.
En la América del Sur, en medio de la barbarie y de las super-
cherías de los ministros de la religión, el jesuíta chileno Lacunza
se abrió camino hasta las Sagradas Escrituras y allí encontró la ver-
dad de la próxima vuelta de Cristo. Impelido a dar el aviso, pero
deseando no obstante librarse de la censura de Roma, publicó sus
opiniones bajo el seudónimo de “Rabbi Ben-Ezra,” dándose por
judío convertido. Lacunza vivió en el siglo XVIII, pero fué tan sólo
hacia 1825 cuando su libro fué traducido al inglés en Londres. Su