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El Conflicto de los Siglos
de los cielos, sino mi Padre solo.”
Mateo 24:36
. Los que estaban
esperando al Señor dieron una explicación clara y armoniosa de esta
cita bíblica, y resultó claramente refutada la falsa interpretación que
de ella hacían sus adversarios. Esas palabras fueron pronunciadas
por Cristo en la memorable conversación que tuvo con sus discípulos
en el Monte de los Olivos, después de haber salido del templo por
última vez. Los discípulos habían preguntado: “¿Qué señal habrá
de tu venida, y del fin del mundo?” Jesús les dió las señales, y les
dijo: “Cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a
las puertas.” No debe interpretarse una declaración del Salvador en
forma que venga a anular otra. Aunque nadie sepa el
día
ni la
hora
de su venida, se nos exhorta y se requiere de nosotros que sepamos
cuando está cerca. Se nos enseña, además, que menospreciar su
aviso y negarse a averiguar cuándo su advenimiento esté cercano,
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será tan fatal para nosotros como lo fué para los que viviendo en
días de Noé no supieron cuándo vendría el diluvio. Y la parábola del
mismo capítulo que pone en contraste al siervo fiel y al malo y que
señala la suerte de aquel que dice en su corazón: “Mi señor se tarda
en venir,” enseña cómo considerará y recompensará Cristo a los que
encuentre velando y proclamando su venida, y a los que la nieguen.
“Velad pues,” dice, y añade: “Bienaventurado aquel siervo, al cual,
cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.”
Mateo 24:3, 33,
42-51
. “Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué
hora vendré a ti.”
Apocalipsis 3:3
.
San Pablo habla de una clase de personas para quienes la apa-
rición del Señor vendrá sin que la hayan esperado. Como ladrón
en la noche, así viene el día del Señor. Cuando los hombres estén
diciendo: “Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción
de repente, ... y no escaparán.” Pero agrega también, refiriéndose a
los que han tomado en cuenta la amonestación del Salvador: “Mas
vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os so-
brecoja como ladrón; porque todos vosotros sois hijos de luz, e hijos
del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas.”
1 Tesalonicenses
5:2-5
.
Así quedó demostrado que las Sagradas Escrituras no autorizan
a los hombres a permanecer ignorantes con respecto a la proximi-
dad de la venida de Cristo. Pero los que no buscaban más que un
pretexto para rechazar la verdad, cerraron sus oídos a esta explica-