158
Consejos Sobre la Salud
Si después de haberle sido dada tanta luz, el pueblo de Dios
continúa fomentando sus malas costumbres y sigue complaciendo
sus apetitos en oposición a la reforma, sufrirá las consecuencias
inevitables de la transgresión. Dios no salvará milagrosamente de
las consecuencias de sus faltas a aquellos que están resueltos a
satisfacer a toda costa su apetito pervertido. Les advirtió: “En dolor
seréis sepultados”.
Isaías 50:11
.
Los presuntuosos que dicen: “El Señor me ha sanado; no tengo
necesidad de restringir mi alimentación; puedo comer y beber según
me plazca”, necesitarán muy pronto, en su cuerpo y en su alma, el
poder sanador de Dios. El hecho de que el Señor os haya curado mi-
sericordiosamente no es una razón para pensar que podéis seguir las
prácticas del mundo. Obedeced a la orden que Cristo daba después
de sus curaciones: “Vete, y no peques más”.
Juan 8:11
. El apetito no
debe ser vuestro dios.
El Señor prometió al antiguo Israel que lo preservaría de todas las
[137]
enfermedades con que había afligido a los egipcios, si tan sólo quería
permanecer en él y hacer todo lo que le exigiera; pero su promesa
tenía la obediencia por condición. Si los israelitas hubiesen seguido
las instrucciones dadas y sacado provecho de sus ventajas, hubiesen
llegado a ser una lección objetiva para el mundo, por su salud y su
prosperidad. Los israelitas no realizaron el propósito divino y per-
dieron así las bendiciones que les eran reservadas. Sin embargo, en
José y en Daniel, en Moisés y en Elías, como en otros muchos casos,
tenemos nobles ejemplos de los resultados que pueden obtenerse
viviendo conforme a las verdaderas normas. La misma fidelidad
producirá hoy día los mismos resultados. A nosotros se aplican estas
palabras: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente
santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que
os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable”.
1 Pedro 2:9
.
¡Cuán numerosos son los que se privan de las ricas bendiciones
que Dios les reservaba en lo que se refiere a la salud y los dones
espirituales! Muchas almas hay que luchan por alcanzar grandes
victorias y bendiciones especiales para poder cumplir grandes he-
chos. Para alcanzar su propósito, creen que es necesario agotarse en
oraciones y lágrimas. Cuando esas personas escudriñen las Escritu-
ras con oración, para conocer la expresa voluntad de Dios, y luego
la cumplan de todo corazón y sin ninguna reserva o complacencia