Página 164 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Participante de la naturaleza divina
Jesús confió en la sabiduría y fuerza de su Padre celestial. Decla-
ra: “Jehová el Señor me ayudará; por tanto no he sido abochornado;...
y que sé que no seré avergonzado.... He aquí que Jehová me ayuda-
rá”. Llamando la atención a su propio ejemplo, él nos dice: “¿Quién
hay de entre vosotros que teme a Jehová,... que anda en tinieblas
y no tiene luz? ¡Confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su
Dios!”
“Viene el príncipe de este mundo—dice Jesús;—mas no tiene
nada en mí”. No había en él nada que respondiera a los sofismas de
Satanás. El no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento
cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La hu-
manidad de Cristo estaba unida con la divinidad. Fue hecho idóneo
para el conflicto mediante la permanencia del Espíritu Santo en él. Y
él vino para hacernos participantes de la naturaleza divina. Mientras
estemos unidos con él por la fe, el pecado no tendrá dominio sobre
nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra
fe y dirigirla a asirse de la divinidad de Cristo, a fin de que nuestro
carácter pueda alcanzar la perfección.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 98-99 (1898)
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