Página 198 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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La fuente de curación
Por medio de los agentes naturales, Dios obra día tras día, hora
tras hora y en todo momento, para conservarnos la vida, fortalecernos
y restaurarnos. Cuando alguna parte del cuerpo sufre perjuicio,
empieza el proceso de curación; los agentes naturales actúan para
restablecer la salud. Pero lo que obra por medio de estos agentes
es el poder de Dios. Todo poder capaz de dar vida procede de él.
Cuando alguien se repone de una enfermedad, es Dios quien lo sana.
La enfermedad, el padecimiento y la muerte son obra de un poder
enemigo. Satanás es el que destruye; Dios el que restaura.
Las palabras dirigidas a Israel se aplican hoy a los que recuperan
la salud del cuerpo o la del alma: “Yo soy Jehová tu Sanador”.
El deseo de Dios para todo ser humano está expresado en las
palabras: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
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cosas, y que tengas salud, así como tu alma está en prosperidad”.
“El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas
tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de
favores y misericordias”.—
El Ministerio de Curación, 75-76
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