Cultura física
Los maestros con frecuencia se encuentran perplejos ante el pro-
blema de la recreación apropiada para sus alumnos. Los ejercicios
gimnásticos son útiles en muchas escuelas, pero si no hay una vigi-
lancia cuidadosa, son llevados a menudo al exceso. Muchos jóvenes,
por hacer despliegue de fuerza en el gimnasio, se han dañado para
toda la vida.
El ejercicio en el gimnasio, por bien dirigido que sea, no puede
sustituir a la recreación al aire libre, para la cual deberían proveer
más oportunidades nuestras escuelas. Los alumnos deben hacer ejer-
cicio vigoroso. Pocos males deben ser más temidos que la indolencia
y la falta de propósito. Sin embargo, la tendencia de la mayor parte
de los deportes atléticos es causa de preocupación para los que se
interesan por el bienestar de la juventud. Los maestros se sienten
turbados al considerar la influencia que tienen estos deportes, tanto
sobre el progreso del estudiante en la escuela, como sobre su éxito
en la vida ulterior. Los juegos que ocupan una parte tan grande de su
tiempo, apartan su mente del estudio. No contribuyen a preparar a
la juventud para la obra práctica y seria de la vida. Su influencia no
tiende hacia el refinamiento, la generosidad o la verdadera virilidad.
Algunas de las diversiones más populares, como el fútbol ame-
ricano y el boxeo, se han transformado en escuelas de brutalidad.
Desarrollan las mismas características que desarrollaban los juegos
de la antigua Roma. El amor al dominio, el orgullo en la fuerza bruta,
la temeraria indiferencia hacia la vida, están ejerciendo sobre los
jóvenes un poder desmoralizador que espanta.
Otros juegos atléticos, aunque no son tan embrutecedores, son
apenas menos objetables, a causa del exceso al cual son llevados.
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Estimulan el amor al placer y a la excitación fomentando la antipatía
hacia el trabajo útil, y una disposición a esquivar las responsabili-
dades y deberes prácticos. Tienden a destruir el gusto por las serias
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