Página 251 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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En todo el mundo
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conmemorativos de Dios en las que su poder sanador se puede poner
al alcance de todas las clases, elevadas y bajas, ricas y pobres. Todo
el dinero invertido en ellas por amor de Cristo producirá bendiciones
tanto al que lo da como a la humanidad doliente.
La obra médica misionera es la mano derecha del Evangelio. Es
necesaria para el progreso de la causa de Dios. El poder salvador
de la verdad se dará a conocer a medida que por medio de ella los
hombres y las mujeres sean inducidos a comprender la importancia
que tienen los hábitos correctos de vida. Hay que entrar en todas la
ciudades por medio de obreros preparados para realizar obra médica
misionera. Como mano derecha del mensaje del tercer ángel, los
métodos de Dios para el tratamiento de la enfermedad abrirán las
puertas para que entre la verdad presente. Hay que hacer circular las
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publicaciones sobre salud en muchos países. Nuestros médicos de
Europa y de otros países debieran despertar a la necesidad de hacer
preparar obras de salud por medio de hombres prácticos que puedan
poner al alcance de la gente, en el lugar donde ésta se encuentra, las
instrucciones más esenciales.
La colaboración de los sanatorios
El Señor dará a nuestros sanatorios cuya obra ya se encuentra
establecida, una oportunidad de colaborar con él en la asistencia de
las instituciones recién establecidas. Cada nueva institución debe
considerarse como una hermana colaboradora en la gran obra de la
proclamación del mensaje del tercer ángel. Dios ha dado a nuestros
sanatorios una oportunidad de poner en acción una obra que será
como una piedra viviente, que crecerá a medida que una mano
invisible la haga rodar. Pongamos en movimiento esta piedra mística.
El Señor me ha instruido que amoneste a los que en el futuro
establecerán sanatorios en nuevos lugares, que comiencen su obra
con humildad, consagrando sus habilidades a su servicio. Los edi-
ficios que se construyan no deberán ser grandes ni costosos. Hay
que establecer pequeños sanatorios locales en conexión con nuestras
escuelas de adiestramiento. En estos sanatorios hay que concentrar
hombres y mujeres jóvenes que posean habilidades y consagración,
que se conduzcan en el amor y el temor de Dios; los que, cuando
estén preparados para graduarse, no piensen que ya saben todo lo