Página 276 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
Pronunciemos palabras de ánimo
No nos desanimemos unos a otros. Unámonos para llevar al
éxito todas las fases de la obra del Señor. Si alguien acude a nosotros
y habla con desánimo acerca de la obra en una u otra de nuestras
instituciones, y nos dice que son extravagantes en exceso, debemos
contestar: “Lo siento si eso es así, pero prestémosle nuestra ayuda si
están en dificultades”. Cuando hablamos en esta forma, evitaremos
gran parte del mal que podría resultar si quitáramos nuestro apoyo
y si rehusáramos ayudar a los que posiblemente han sido juzgados
equivocadamente. No desanimemos nunca ni siquiera a los que
han obrado mal, tratándolos como si hubieran cometido un pecado
imperdonable contra nosotros. Más bien animémoslos en toda forma
posible y si vemos que se están esforzando en una empresa digna,
esforcémonos con ellos...
Debemos perseverar en la oración. Es nuestro gran privilegio
fijar nuestras almas desvalidas en Jesucristo y confiar para nuestra
salvación en sus méritos. Hablemos palabras que elevarán y enno-
blecerán y que ejercerán impresiones agradables sobre las mentes
de las personas con quienes nos relacionamos. El Señor quiere que
seamos santificados y que andemos en humildad de mente ante él.
Si obedecemos sus mandamientos nadie podrá lanzarnos ni un solo
reproche con razón. Otros podrán hablar de nosotros, podrán espar-
cir informes malignos acerca de nosotros, pero esos informes serán
falsos.
Un comportamiento cristocéntrico
En nuestras instituciones, donde trabajan muchas personas de
variado temperamento, es necesario que todos cultiven un espíritu de
abnegación. Que nadie piense que tiene el deber de modelar a otros
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para que concuerden con sus pensamientos u opiniones individuales.
Aunque cada uno debe manifestar su propia individualidad, ésta debe
encontrarse bajo el control del Espíritu Santo. Si somos bondadosos
y semejantes a Cristo, se producirá una unión de los corazones y de
los intereses que resultará beneficiosa para todos.
Nuestros sanatorios deben ser instrumentos para impartir a los
enfermos una salud que se manifestará en felicidad y paz del alma.