Página 31 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Multitudes en aflicción
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el crimen, la enfermedad y la muerte. Los que así dedican su vida a
servirse a sí mismos, no están desarrollando los atributos de Dios
sino los de Satanás.
Estos hombres necesitan que el Evangelio aparte sus ojos de la
vanidad de las cosas materiales para contemplar lo precioso de las
riquezas duraderas. Necesitan aprender el gozo de dar, la bienaven-
turanza de convertirse en colaboradores de Dios.
Las personas de esta clase son con frecuencia las más difíciles
de alcanzar, pero Cristo preparará medios por los cuales puedan ser
alcanzadas. Busquen a estas almas los obreros más sabios, llenos de
confianza y esperanza. Con la sabiduría y el tacto nacidos del amor
divino, con el refinamiento y la cortesía que resultan únicamente de
la presencia de Cristo en el alma, trabajen por los que, deslumbrados
por el brillo de las riquezas terrenales, no ven la gloria del tesoro
celestial. Estudien los obreros la Biblia con ellos, grabando en sus
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corazones las verdades sagradas. Léanles las palabras de Dios: “Mas
de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención”. “Así
dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía
se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese
en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme,
que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la
tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová”. “En el cual tenemos
redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de
su gracia”. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
1 Corintios 1:30
;
Jeremías
9:23, 24
;
Efesios 1:7
;
Filipenses 4:19
.
Una súplica tal, hecha con el espíritu de Cristo, no será conside-
rada impertinente. Impresionará a muchos de los que pertenecen a
las clases superiores.
Por esfuerzos hechos con sabiduría y amor, más de un hombre
rico será despertado hasta el punto de sentir su responsabilidad para
con Dios. Cuando se les haga entender claramente que el Señor
espera que ellos alivien como representantes suyos a la humanidad
doliente, muchos responderán y darán de sus recursos y su simpatía
para beneficio de los pobres. Cuando sus mentes sean así apartadas
de sus propios intereses egoístas, muchos serán inducidos a entre-
garse a Cristo. Con sus talentos de influencia y recursos se unirán