Compensación
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la carga no debe descansar sola y enteramente sobre unas pocas
personas. Que todos se unan en el sacrificio.
El Señor desea que las personas a quienes ha confiado sus bienes
muestren bondad y liberalidad, no mezquindad. Que en sus transac-
ciones no traten de obtener cada centavo posible de los demás. Dios
observa tales métodos con desprecio...
El Señor necesita hombres que vean la obra en su grandeza, y
que comprendan los principios que se han entretejido con ella desde
sus comienzos. No desea que se introduzca un orden mundano de
cosas para que plasme la obra en líneas completamente distintas
de las que él ha establecido para su pueblo. La obra debe llevar el
carácter de su Originador.
En el sacrificio realizado por Cristo por la humanidad caída,
la misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se
besaron. Cuando estos atributos se separan de la obra más admirable
y aparentemente de éxito, no queda nada.
Dios no ha separado a unos pocos hombres para darle su favor,
ni ha dejado a otros sin preocuparse de ellos. No elevará a uno y
rebajará ni oprimirá a otro. Todos los que están verdaderamente con-
vertidos manifestarán el mismo espíritu. Tratarán a sus semejantes
en la forma como tratarían a Cristo. Nadie ignorará los derechos
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de otros. Los siervos de Dios deben sentir un respeto tan grande
por la obra sagrada que manejan, que no introducirán ni siquiera un
vestigio de egoísmo.