Página 415 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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La oración por los enfermos
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El Señor “no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de
los hombres”.
Lamentaciones 3:33
. “Como el Padre se compadece
de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él
conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo”.
Salmos
103:13-14
. El conoce nuestro corazón porque lee todo secreto del
alma. El sabe si las personas por quienes se ora podrán soportar las
pruebas que les sobrevendrán si sobreviven. El conoce el fin desde
el principio. Se permitirá que muchos duerman en el sueño de la
muerte antes de las terribles pruebas que afligirán al mundo en el
tiempo de angustia. Esta es otra razón por la cual debiéramos decir
después de nuestra ferviente petición: “Pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya”.
Lucas 22:42
. Tal petición nunca quedará registrada en
el cielo como una oración sin fe.
Se pidió al apóstol que escribiera: “Bienaventurados de aquí en
adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu,
descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”.
Apocalipsis 14:13
. Este pasaje nos indica que no todos se recupera-
rán; y si no recuperan la salud no debieran ser juzgados indignos de
la vida eterna. Si Jesús, el Redentor del mundo oró: “Padre mío, si
es posible, pase de mi esta copa” y a continuación añadió: “Pero no
sea como yo quiero, sino como tú” (
Mateo 26:39
), cuán apropiado
es que los mortales finitos se entreguen de la misma forma a la
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sabiduría y voluntad de Dios.
Según su voluntad
Al orar por los enfermos, debemos orar que, si es la voluntad de
Dios, puedan recuperar la salud; pero en caso contrario, que él les
conceda su gracia y consuelo, y que su presencia los sustente en sus
sufrimientos.
Muchos que debieran hacer los arreglos finales de su vida, no
lo hacen cuando tienen esperanza de que recuperarán la salud co-
mo respuesta a la oración. Alentados por una falsa esperanza, no
sienten la necesidad de aconsejar ni amonestar a sus hijos, padres
o amigos, lo cual es desafortunado. Al aceptar la seguridad de que
serán sanados cuando se ore por ellos, descuidan de hacer referencia
a la forma como sus bienes debieran ser distribuidos, a cómo se
atenderán las necesidades de su familia, y tampoco expresan deseo