Enseñemos a cocinar a los niños
No dejéis de enseñar a vuestros hijos a cocinar. Al hacerlo les
impartís principios que deben ser parte de su educación religiosa. Al
dar a vuestros hijos lecciones de fisiología, y al enseñarles a cocinar
con sencillez, pero con habilidad, estáis colocando los fundamentos
de las ramas más útiles de la educación. Se requiere habilidad para
hacer un pan bueno y liviano. Hay religión en la buena cocina, y
cuestiono la religión de los que son demasiado ignorantes y dema-
siado descuidados para aprender a cocinar.—
Testimonios para la
Iglesia 2:476
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