El evangelismo médico
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conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Por su
propio beneficio deberían actuar con inteligencia, mientras tienen
oportunidad todavía y aprender acerca de las causas, la prevención
y el tratamiento de las enfermedades. Al hacerlo, encontrarán un
campo de labor en todas partes. Habrá muchas personas enfermas
que necesitarán ayuda, no solamente entre los de nuestra propia fe,
sino mayormente entre los que no conocen la verdad.
La brevedad del tiempo demanda una energía que aún no se
ha despertado entre los que aseguran creer la verdad presente. Se
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necesita una religión personal, a la vez que una actitud de arrepenti-
miento, fe y amor. Les suplico que se produzca un despertar general
entre nosotros como pueblo. Con la fortaleza que Cristo imparte
deberíamos ser capaces de enseñar a otros cómo luchar en contra de
las pasiones que deben ser subyugadas, de acuerdo con el testimonio
de la luz del cielo. Que entre nosotros haya una vigilancia constante
además de oración incansable en procura de la ayuda del Espíritu
Santo, y utilicemos toda la ayuda y la luz que Dios nos ha dado.
Se deben elegir jóvenes promisorios
En casi cada iglesia hay jóvenes y señoritas que podrían recibir
educación como enfermeros y médicos. Nunca se les presentará
una oportunidad más favorable que ahora. Los insto a considerar
este asunto con oración, y a realizar esfuerzos especiales para elegir
a jóvenes que den prueba de fortaleza moral y de capacidad para
el servicio. Que éstos sean educados... para ir como misioneros
adondequiera que el Señor los llame a trabajar. Siempre se debería
mantener delante de ellos el hecho de que su trabajo no consiste
solamente en aliviar el sufrimiento físico, sino que también deben
ministrar a las almas que están prontas a perecer. Es importante que
cada persona que acepte trabajar como médico misionero se especia-
lice en ministrar al alma tanto como al cuerpo. Debe ser imitadora
de Cristo, y presentar a los enfermos y sufrientes la hermosura de la
religión pura y sin mácula. Mientras hace todo lo posible por aliviar
el sufrimiento físico y preservar esta vida mortal, debe poner en alto
la misericordia y el amor de Jesús, el Gran Médico, que vino para
que “todo aquel que en él cree, no perezca, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
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