Página 592 - Consejos Sobre la Salud (1989)

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Consejos Sobre la Salud
que los misioneros no están realmente completos en su educación, a
menos que tengan conocimiento de la forma de tratar a los enfermos
y dolientes. Si se hubiera considerado esto como un ramo importante
en la educación de los misioneros, muchos que han perdido sus vi-
das habrían podido seguir viviendo. Si hubieran comprendido cómo
tratar las enfermedades del cuerpo, y cómo estudiar de la causa al
efecto, podrían, por medio de su conocimiento del cuerpo humano y
de la forma de tratar las enfermedades, haber alcanzado a muchas
mentes entenebrecidas que de otro modo les ha resultado imposible
tener acceso a ellas.
El gran médico está con cada obrero
El gran Médico Jefe se encuentra junto a todo médico auténtico,
fervoroso y temeroso de Dios, que trabaja con el conocimiento que
ha adquirido, para aliviar los sufrimientos del cuerpo humano. El, el
Jefe de los médicos, está listo para administrar el bálsamo de Galaad.
Escuchará las oraciones ofrecidas por los médicos y los misioneros,
si con esto se glorifica su nombre, y la vida del paciente que sufre
será prolongada. Dios está sobre todo. El es la verdadera Cabeza
del misionero de profesión médica, y ciertamente será bendecido
el médico que se ha relacionado con el Médico Principal, y que ha
aprendido de él no sólo a tratar los cuerpos que sufren, sino también
las almas, que ha aprendido a dar las recetas debidas y que, como
subpastor, usa el bálsamo de Galaad para curar las magulladuras que
el pecado ha causado en el alma tanto como en el cuerpo de la huma-
nidad que sufre bajo la mordedura de la serpiente. ¡Cuán importante
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es que el médico carezca de egoísmo, posea un conocimiento co-
rrecto de la expiación realizada por Jesucristo, a fin de elevar a Jesús
frente al alma desesperada, y que él mismo tenga comunión con
Dios! Posee un gran tesoro en su conocimiento de cómo tratar las
enfermedades del cuerpo, y también en el conocimiento del plan de
salvación. Confiando en Jesús como su Salvador personal, puede
conducir a otros hacia la esperanza, hacia la fe salvadora, hacia el
reposo y la paz, y hacia una nueva vida en Cristo Jesús...
El Señor aprueba los esfuerzos del obrero consagrado, del verda-
dero pastor. Puede ser que tenga poco tiempo para predicar discursos,
pero puede convertir sus obras en sermones, que serán mucho más