El mensaje del señor
“‘¡Salid de las ciudades! ¡Salid de las ciudades! ¡Salid de las
ciudades!’ Este es el mensaje que el Señor me ha dado. Se produci-
rán terremotos e inundaciones; y no debemos establecernos en las
ciudades impías, donde se sirve en todo sentido al enemigo, y se
olvida con tanta frecuencia a Dios. El Señor desea que tengamos un
claro discernimiento espiritual. Debemos ser perspicaces para captar
el peligro que implicaría el establecer instituciones en esas ciudades
perversas. Debemos trazar planes sabios para advertir a las ciuda-
des, y al mismo tiempo vivir en lugares donde podamos proteger a
nuestros hijos y a nosotros mismos de la influencia contaminado-
ra y desmoralizadora que tanto prevalece en esos lugares”.—
Life
Sketches of Ellen G. White, 409, 410 (1906)
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