Página 119 - El Discurso Maestro de Jesucristo (1956)

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Las críticas y la regla de oro
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todo mora una vida común, y ninguna tempestad puede destruir ese
edificio.
Todo edificio construído sobre otro fundamento que no sea la
Palabra de Dios, caerá. Aquel que, a semejanza de los judíos del
tiempo de Cristo, edifica sobre el fundamento de ideas y opiniones
humanas, de formalidades y ceremonias inventadas por los hombres
o sobre cualesquiera obras que se puedan hacer independientemente
de la gracia de Cristo, erige la estructura de su carácter sobre arena
movediza. Las tempestades violentas de la tentación barrerán el
cimiento de arena y dejarán su casa reducida a escombros sobre las
orillas del tiempo.
“Por tanto, Jehová el Señor dice así...: Ajustaré el juicio a cordel,
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y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y
aguas arrollarán el escondrijo”
Hoy todavía la misericordia invita al pecador. “Vivo yo, dice
Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se
vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vues-
tros malos caminos; ¿por qué moriréis?” La voz que habla a los
impenitentes es la voz de Aquel que exclamó, con el corazón lleno
de angustia, cuando miró la ciudad objeto de su amor: “¡Jerusa-
lén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina
a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra
casa os es dejada desierta”. En Jerusalén vio Jesús un símbolo del
mundo que había rechazado y despreciado su gracia. ¡Lloraba, oh
corazón endurecido, por ti! Aún mientras Jesús vertía lágrimas sobre
el monte, Jerusalén habría podido arrepentirse y escapar a su conde-
nación. Por corto tiempo el Don de los cielos siguió aguardando su
aceptación. Así también, oh corazón, Cristo te habla aún con acentos
de amor: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. “He
aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”
Los que cifran sus esperanzas en sí mismos están edificando
sobre la arena. Aún no es demasiado tarde para escapar de la ruina
inminente. Huyamos en procura de fundamento seguro antes que
se desate la tempestad. “Por tanto, Jehová el Señor dice así: He
aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra
probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se