Capítulo 45—Previsiones de la cruz
Este capítulo está basado en Mateo 16:13-28; Marcos 8:27-38;
Lucas 9:18-27.
La obra de Cristo en la tierra se acercaba rápidamente a su fin.
Delante de él, en vívido relieve, se hallaban las escenas hacia las cua-
les sus pies le llevaban. Aun antes de asumir la humanidad, vió toda
la senda que debía recorrer a fin de salvar lo que se había perdido.
Cada angustia que iba a desgarrar su corazón, cada insulto que iba a
amontonarse sobre su cabeza, cada privación que estaba llamado a
soportar, fueron presentados a su vista antes que pusiera a un lado su
corona y manto reales y bajara del trono para revestir su divinidad
con la humanidad. La senda del pesebre hasta el Calvario estuvo
toda delante de sus ojos. Conoció la angustia que le sobrevendría.
La conoció toda, y sin embargo dijo: “He aquí yo vengo; (en el rollo
del libro está escrito de mí); me complazco en hacer tu voluntad, oh
Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón.
Tuvo siempre presente el resultado de su misión. Su vida terrenal,
tan llena de trabajo y abnegación, fué alegrada por la perspectiva de
que no soportaría todas esas penurias en vano. Dando su vida por la
de los hombres, haría volver el mundo a su lealtad a Dios. Aunque
primero debía recibir el bautismo de sangre; aunque los pecados del
mundo iban a abrumar su alma inocente; aunque la sombra de una
desgracia indecible pesaba sobre él; por el gozo que le fué propuesto,
decidió soportar la cruz y menospreció el oprobio.
Pero las escenas que le esperaban estaban todavía ocultas para
los elegidos compañeros de su ministerio; no obstante se acercaba el
tiempo en que deberían contemplar su agonía. Deberían ver a Aquel
a quien amaban y en quien confiaban entregado a sus enemigos
y colgado de la cruz del Calvario. Pronto tendría que dejar que
afrontaran el mundo sin el consuelo de su presencia visible. El sabía
cómo los perseguirían el odio acérrimo y la incredulidad, y deseaba
prepararlos para sus pruebas.
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